¿Excusas? Puede ser. ¿Temor? Y… también un poco, pero no de miedo sino de ansiedad por el resultado. ¿Bronca? Seguramente un poco, pero nunca de envidia sino de saber que hacen lo que hacen porque no tienen que pensar en el día a día como nosotros. Vivieron siempre de la política y cuando encaran una campaña lo hacen con los mismos fondos, porque en su psiquis el sueldo del estado es justamente para hacer política.
Tranquilos -les dije- y con esperanza, porque algo ha cambiado. Antes el juego era Antón Pirulero, basado en un individualismo tan importante que solo existía el número uno, y cada uno atendía su juego. Tanto era el egocentrismo que ni siquiera lo jugaban bien, ya que ellos jugaron siempre Al Don Pirulero, como si la diversión proviniera de una película de Francis Ford Coppola en su versión de El Padrino, ya que el Don, en la estructura familiar de la Cosa Nostra, era el jefe de una familia; y en ella es el que tiene más poder, y casi siempre va acompañado de un consigliere. Juego complicado para aquel que no hacia culto de sus principios y pretendía humanidad, ya debería pagar prenda. Se hacía una ronda y cada participante elegía un oficio. Después del canto, al que le cayera la palabra justa de atención debía hacer mímica del oficio, aunque, supongo, al cruzar más de 10.000km de distancia desde España hasta nuestro país, seguramente solo le quedo el oficio de político. Así fue el pasado, y cada uno atendió su juego.
Hoy es el Ludo (del latín, «yo juego»). Cada jugador debe sacar el número seis para salir su casillero y empezar la partida. Podríamos decir que es el número de la suerte. O sea la suerte que tengas de trabajar para el Estado y que te paguen un sueldo por jugar el juego. Todos mueven las fichas en el mismo sentido. O sea que nadie podría chocarse entre sí, ya que son parte de un sistema y entre bomberos no se pisaran la manguera, aunque en el ambiente a esto se le llama «código». Pero ojo que si un jugador cae en el casillero de otro jugador entonces lo puede capturar. Seguramente a esta altura perdieron el hilo. Vamos con un ejemplo. Si un pre candidato (jugador) realiza un trabajo descomunal de campo (saca números para avanzar) pero por estar en una lista liderada por un partido o pope (que ocupa un casillero superior o adelantado) y realiza una alianza, acuerdo, estrategia, de unión o conjunción de fuerzas; entonces el pobre pre candidato (jugador) es capturado por este último para su conveniencia haciéndolo regresar a la partida.
Hay distintas versiones como el Royal Ludo que incluye un dado (situación económica pudiente) y casillas especiales (parentescos consanguíneos). Hay 2 dados: uno normal y el otro especial, con los dibujos de una pluma y una corona en dos de sus caras. O sos parte del pueblo indígena o sos de la realeza, y para sacar fichas (o jugadores) de la cárcel hace falta sacar una corona con el dado especial (llámese decreto de indulto).
Pero seguramente la mejor versión en mi querida ciudad de Quilmes es el Ludo Matic. El cual es muy parecido al anterior pero para que no se… «pierda» (roben, carguen, muevan; o sea hagan trampa) el dado, se encuentra dentro de una capsula plástica que a su vez hace el efecto de hacerlo girar.
Tranquilos algo realmente ha cambiado. Están sacando las cabezas pero ya no pueden jugar al Antón y deberán estarse al Ludo. Y en esta versión Matic difícilmente pueda fraudar el dado.
El objetivo general es conseguir que todas tus fichas (candidatos) entren en la casilla de «casa» (misma lista), que está en el medio del tablero (TODOS); para así, armado el equipo, entonces si ir por la intendencia.
Mi saludo fraternal. Walter.
Por Walter Di Giuseppe
Abogado. Miembro Fundador de IQ (Identidad Quilmeña)