Que el fútbol es el deporte más practicado en todo el mundo es indudable. Y que, como tal, representa un idioma universal y sin fronteras es algo innegable, así como también el fuerte componente social que conlleva, ya sea como forma de expresión, de resistencia o de mero entretenimiento.
Todas esas aristas lograron unir los directores argentinos Cristian Pirovano y Fernando Romanazzo para “¡Yallah! ¡Yallah!”, la perfectamente lograda primera coproducción entre Argentina y Palestina que, básicamente, retrata el día a día de siete personas ligadas al fútbol que se ven constantemente afectadas por el sometimiento que vive Palestina por parte de Israel. Sin embargo, cada una de estas personas se las arregla para poder vivir y sobrellevar todo tipo de problemas (desde la imposibilidad de circular libremente hasta ser detenido y llevado preso sin motivos) de la manera más digna posible, y así seguir disfrutando de una de sus pasiones más grandes como lo es el fútbol. Jugadores de fútbol profesionales, amateurs, sus familiares, entrenadores, hinchas y hasta dirigentes de la Asociación Palestina de Fútbol tienen espacio en los 74 minutos que dura el documental, declarado de Interés por el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales de Argentina (INCAA) en 2015.
Desde Diario EL SOL tuvimos la posibilidad de dialogar con uno de sus realizadores, Fernando Romanazzo, quien en primer lugar se refirió a cuál fue el puntapié inicial para llevar a cabo “¡Yallah! ¡Yallah!”: “la idea surgió porque Cristian estaba haciendo un trabajo de fotoperiodismo, cubriendo el declive de la Primavera Árabe. Terminó en Cisjordania en un campo de refugiados, y me llamó, porque somos amigos desde la Primaria, y me dijo que quería incondicionalmente hacer una película en Palestina. Me empezó a contar anécdotas, una más tétrica que otra, y de repente comenzó a hablar de un tipo que lo había sacado de una situación media tensa en un campo de refugiados. Este hombre hablaba un poco en castellano, y él quería que le diera una carta a (Alejandro) Sabella con la fórmula para que Argentina salga campeón en 2014. Ya automáticamente cuando me contó que un tipo fanático del fútbol quería que Argentina salga campeón del mundo, estuve ahí, porque era un amigo, un hermano, el tipo quería lo mismo que yo y como todo argentino era un técnico más”.
Ese hecho, de alguna manera, comenzó a gestar la posibilidad de realizar una película, partiendo de historias similares “con esta herramienta que es el fútbol como un idioma universal, el deporte más popular del planeta, y que si bien se utiliza muchísimo para el capitalismo, también se puede utilizar de la forma humana. Luego la historia tuvo un montón de cambios y llegamos a lo que es esta película. Pero el puntapié inicial fue ese”, detalló el también productor y director del documental “De los barrios, arte”.


Uno de los mayores méritos de “¡Yallah! ¡Yallah!” es no caer en lugares comunes o clichés sensacionalistas a la hora de mostrar la opresión sufrida por el pueblo palestino gracias al apartheid israelí. Aunque, claro está, es aconsejable informarse mínimamente o tener un leve conocimiento del conflicto antes de ver el film.
Es en este sentido que, merced a las voces de rechazo ante lo que iba a ser el amistoso de la Selección argentina frente a su par de Israel en Jerusalén (el cual se terminó suspendiendo por las presiones internacionales e incluso la negación a jugar de los propios futbolistas albicelestes), documentos audiovisuales como el de Romanazzo y Pirovano evidencian, una vez más, la importancia y utilización del fútbol, ya sea para fines transparentes o aquellos carentes de escrúpulos: “claramente es así. Los palestinos son muy fanáticos del fútbol y lo utilizan como resistencia y entretenimiento. Es una forma de evadirse un poco de la situación, una forma real de resistencia y muchas personas optan por la resistencia sana que es disfrutar lo que uno hace mientras pueda, y lo hacen con mucha pasión”, aseguró el cineasta.
Al mismo tiempo que trazó las diferencias entre las hinchadas de fútbol de aquel país y el nuestro: “por ahí una gran diferencia es que ellos son fanáticos de selecciones de fútbol, o bien como está pasando acá últimamente, de equipos como Barcelona o Real Madrid. Palestina tiene eso de que son hinchas de sus propios equipos, pero también necesitan de vez en cuando algún éxito, entonces se agarran de alguna selección o equipo de esos. Después otra diferencia fantástica que se ve en el documental es la forma de alentar. Aquí en Argentina tenemos canciones de rock o cumbia adaptadas, y ellos adaptan las canciones tradicionales de más de mil años, porque el idioma árabe tiene mucho de la palabra religiosa, entonces aplican eso al fútbol y es muy pintoresco”.


Con una convocatoria de aproximadamente 1300 personas en sus primeros cuatro días en el Cine Gaumont, y habiendo llegado al 5º lugar de las películas más vistas en su primer fin de semana de proyección (con el agregado de ser solamente exhibida en el citado espacio de Congreso), obviamente que la repercusión de “¡Yallah! ¡Yallah!” superó ampliamente las expectativas de sus autores: “de eso no tengas ninguna duda. Pensábamos estrenarla en la conmemoración de la ‘Nakba’, la catástrofe palestina al día siguiente de la creación del Estado de Israel, que fue cuando masacraron y expulsaron a millones de personas de sus tierras. Justo estamos a 70 años de la ocupación israelí, por eso pensamos en esa fecha pero a veces la realidad te supera. Después la cantidad de gente que vino es increíble, por suerte todos de diferentes tintes políticos y credos religiosos, ya sean musulmanes, judíos ortodoxos, cristianos, obvio los que apoyan la causa pero también fanáticos del fútbol”.
Con el sabor agridulce de que el contexto actual, y lo que fue el controvertido cotejo amistoso que se disputaría en Jerusalén le dieron un “marco ideal de visibilización” a la película, igualmente Romanazzo se lamentó por la poca cantidad de salas disponibles en el país para proyectar este tipo de contenidos: “la cantidad de salas que nos permiten pasar esta película son muy pocas, por una cuestión de que todas las semanas se estrenan películas y tienen que tener este espacio como lo tuvimos nosotros. Cerraron el cine de Constitución, éste (NdeR: el Cine Gaumont) es el único Espacio INCAA que hay, y el resto son coparticipativos, donde tienen actividades privadas y te programan alguna que otra película nacional. Esperemos que nos llamen de los espacios del Interior porque estamos ávidos de presentarla en todos lados, y después del circuito de rigor del INCAA invitamos a todo aquel que quiera pasar la película que se contacte con nosotros”.


Tras dos semanas en cartelera en el Cine Gaumont, “¡Yallah! ¡Yallah!” tiene espacio a partir de hoy en el cine Cosmos UBA (Avenida Corrientes 2046, CABA) en sus funciones de las 18 y 19.30. Excepto lunes y martes que el complejo permanece cerrado


“La producción diaria en Palestina es casi azarosa, porque es azarosa la vida allá. Ellos tienen un dicho que es ‘Insha’Allah que significa mañana si Dios quiere, y lo traduciríamos literalmente como ‘ojalá mañana’. No en sentido despectivo sino que realmente no saben si van a estar vivos mañana. En realidad el hostigamiento de la ocupación es lo que no permite ingresar jugadores, hasta camisetas, botines, algún medicamento, y así todo…”, subrayó Romanazzo
Andrés Alcaraz