En el puesto de control espacial que monitoreaba el trayecto de la sonda Bersheet se hizo un silencio tras escuchar el anuncio: «Hemos llegado a la Luna, pero no como queríamos». Ocurre que la nave se estrelló contra el satélite.
Israel aspiraba a convertirse en el cuarto país en conseguirlo después de tres potencias como EE UU, Rusia y China. Además, habría sido la primera misión de este tipo impulsada por una empresa privada en lograrlo.
El nombre de la sonda quiere decir “Génesis” en hebreo y costó en total casi 90 millones de euros. Además de Kahn participó Sheldon Adelson, empresario norteamericano de casinos, quien aportó casi 15 millones. El único aporte estatal fue de casi dos millones por parte del gobierno de Israel.