Todo tiene que ver con los valores, sino la frase de Mahatma Gandhi «Más vale ser vencido diciendo la verdad, que triunfar por la mentira», sería una incoherencia en el mundo moderno de la política.
No es la primera ni será la última vez que se utilice la mentira como herramienta política, quizás cuando uno habla de ella el subconsciente nos lleva al mayor grado de perversión que tuvo una en especial por su gran difusión públicay sus efectos nocivos, como la expuesta por el Ministro encargado de la propaganda del gobierno de Adolf Hitler en la Alemania Nazi, Joseph Goebbels, que se refirió como «Miente, miente que algo queda» para sostener la calumnia.
Otro caso similar, para justificar el uso de una herramienta tan perversa es la frase que se adjudica a Nicolás Macchiavello cuando supuestamente dijo que «el fin justifica los medios», cosa que particularmente no creo dicha por él, pero sí que pudiere haber generado su interpretación como dicen, en la exclamación de Napoleón Bonaparte al finalizar su lectura de El Príncipe.
Todo indicaría que no habría de haber un correlato directo entre la mentira y la forma de generar un uso, aunque inmoral, como servil para alguna mente que intentara influenciar sobre la percepción de la realidad a su beneficio.
Pero todo depende desde que óptica se lo mire. Así tenemos el reconocido teorema de Raúl Blaglini. Un hombre surgido de la política mendocina que más poder detentó en la historia. Fue candidato a gobernador en 1987 y perdió con José Octavio Bordón, pero venía siendo un diputado nacional de relevancia nacional y con proyección notoria debido a sus conocimientos de economía y su liderazgo en el gobierno de Raúl Alfonsín.
Su exposición como idea central podría ser resumida en varias versiones, pero solo citaré tres:
-Cuanto más lejos se está del poder, más irresponsables son los enunciados políticos; cuanto más cerca, más sensatos y razonables se vuelven.
-Las convicciones de los políticos son inversamente proporcionales a su cercanía al poder.
-Cuanto más se acerca un político al poder más se aleja del cumplimiento de sus promesas de campaña.
Yo creo que la mentira es la mentira. Y si de ella se vale un hombre político para lograr conquistar a una población, entonces para mí está dentro de los parámetros constitucionales y penales de Traición a la Patria. Y si no que alguien me explique si semejante hecho no se encuentra dirigido a someter total o parcialmente la integridad e independencia de un pueblo.
O sea y para ir resumiendo nuestra triste realidad, podría confirmar, según el uso nefasto de la mentira, y el Teorema expuesto; que infantilmente estaban tan lejos de ganar que dijeron cualquier cosa, pero seriamente ese uso ilimitado de decir cualquier cosa, o sea mentiras, fue utilizado perfecta y perversamente como única forma de acceder al convencimiento de una población con el único fin de subsumirla en el engaño.
Y todavía los veo intentando denodadamente justificar lo injustificable. Pobre Macchiavello llevar en sus hombros una responsabilidad irreal sobre los inescrupulosos Médici y sus sucesores.
Mi saludo fraternal. Walter
Por Walter Di Giuseppe
Abogado. Miembro Fundador de IQ (Identidad Quilmeña).