Ciuffoni es en realidad un destacado herrero pero una vez por mes su taller se convierte en un comedor, como el de una fábrica de afectos. Todos se sientan en bancos y trenzan recuerdos de la amada Italia, mientras elogian el «invento» de Nello, una olla que gira sobre un mechero montado en una torre de hierro pero con un motor que la hace girar con una cuchara fija en su interior, lo que evita tener que revolver la polenta de cocción lenta, durante un par de horas.
«La primera vez que hice polenta a la tabla en Argentina fue en la Casa de Italia hace unos 15 años y estuve revolviendo una hora y media, recordó Nello, algo tenía que hacer para evitar ese esfuerzo y así nació la olla que gira con motor. No la registré pero todavía nadie la copió, destaca Nello mientras una treintena de comensales esperan que vierta la polenta sobre tres tablas de unos tres metros cada una.
«LA POLENTA CON SALSA
ERA UNA FIESTA»
«Cuando era chico en Camporotondo, nuestro pueblo de 500 habitantes, provincia de Macerata, Le Marche (Italia) nos alimentábamos con polenta hecha del maíz que sembrábamos, cosechábamos y molíamos. Era lo que había, pero cuando nos la daban con tuco era una fiesta, no siempre se podía conseguir los ingredientes para la salsa», comentó Nello. «Hacer esta polenta hoy nos trae lindos recuerdos, recuperamos nuestras costumbres y nos transportamos mentalmente a Italia. Llegué a los 10 años a la Argentina, tengo 74 años, pero todavía recuerdo a mi pueblito y a mi familia. Mi mayor capital es este grupo de amigos que están sentados a la mesa, más no puedo pedir, concluyó emocionado compartiendo con nosotros la receta de la polenta a la tabla y la receta de la felicidad, que es compartirla con sus amigos.