Tradicionalmente, el sombrero siempre tuvo una utilidad práctica. Desde el proteger a su portador del sol -la etimología de la palabra proviene de la palabra sombra- hasta exhibir un estatus particular, el uso de un sombrero no era un acto casual ni aleatorio.
Hoy, sin embargo, un sombrero es un accesorio para hablar de uno mismo, un statement, una forma de decir algo más. Esta es la impronta de Sol Pardo (29), una hombrera argentina basada en Barcelona y que participó del Fashion Hub Market de la Cámara de la Moda en la Semana de la Moda de Milán.
Bajo el título «obra de arte portátil», acuñado por Vogue Italia, su idea detrás del sombrero es la creación de una pieza única y personal, una experiencia de diseño conjunta en la cual se encuentran el arte, oficio, el diseño y los ideales.
Sol Pardo creció en Quilmes bajo la influencia su abuelo, director y fundador de la Escuela de Bellas Artes de Quilmes, donde aprendió desde pintura y escultura a fotografía y teatro. Debido a la dislexia, era en lo visual donde encontraba su lugar y lograba destacarse fuera de la educación tradicional.
A los 17 años ganó una beca en Proyectarte y allí obtuvo lo que ella considera su «primera experiencia de libertad», lejos de la rigidez de la formación en bellas artes. Un año más tarde, comenzó sus estudios de Diseño de Espectáculos en Vestuario en la Universidad de Palermo a donde volvió luego de una breve experiencia en Europa a obtener un segundo título en Diseño de Indumentaria y Textil. Fue dentro de este establecimiento que creó el Laboratorio PARDOHATS.
A la hora de diseñar, Sol encuentra inspiración en la conducta humana. Quiere invitar a la reflexión y generar consciencia sobre la forma en la que actuamos y como esta repercute en el futuro. Su estilo, genuino y autóctono, muestra cómo es posible revalorizar el talento latinoamericano en el mundo, exhibir que hay algo que Latinoamérica puede aportar a una industria dominada por el diseño europeo.