El presidente Javier Milei inauguró las sesiones ordinarias del Congreso con un despliegue policial sin precedentes, rodeando la zona con kilómetros de vallas y efectivos de la Federal. Los manifestantes, congregados desde la tarde, expresaron su descontento hacia Milei con cánticos y consignas, generando una tensión que se vio exacerbada por la respuesta desproporcionada de un policía que arremetió con gases lacrimógenos.
Los partidos de izquierda, convocados a marchar previamente, quedaron cercados en la plaza del Congreso, mientras que otros manifestantes se ubicaron en las calles aledañas. La llegada de Milei fue recibida con reproches y consignas de repudio, aunque hubo algunas personas que expresaron su apoyo al presidente.
A pesar de la diversidad de opiniones entre los manifestantes, predominó un clima de repudio hacia Milei.
