Bronquiolitis: una infección respiratoria para estar alerta

Bronquiolitis
Alerta por los problemas que causa la bronquiolitis

La bronquiolitis es una infección respiratoria aguda que ocurre con mayor frecuencia en los meses de otoño-invierno y afecta sobre todo a los menores de 1 año. Puede ser causada por distintos virus; el más común es el Virus Sincicial Respiratorio (VSR).
Afecta las vías aéreas pequeñas (inflamación de los bronquiolos), provoca distintos grados de dificultad para respirar y se manifiesta con agitación, tos, decaimiento, dificultad para alimentarse o dormir.
Si un niño o una niña presentan signos de dificultad respiratoria hay que consultar al equipo de salud para que sea evaluado.
Al no existir tratamientos para el virus (no hay jarabes ni antibióticos), es fundamental controlar que el compromiso respiratorio no afecte la oxigenación normal y asegurarse de que el bebé pueda alimentarse e hidratarse lo suficientemente bien, pese a la dificultad respiratoria.
¿Cuándo sospechar que un bebé tiene bronquiolitis?
Si tiene uno o más de estos signos:
-Respiración muy rápida.
-Aletea la nariz.
-Se le hunde el pecho o las costillas al respirar.
-Se queja mientras respira.
-Entrecorta la alimentación o le cuesta prenderse al pecho.
-Esta irritable o le cuesta dormirse.
-Color azulado en la piel, las uñas o los labios debido a la falta de oxígeno (cianosis): en este caso necesita tratamiento urgente.
¿Cómo prevenir la bronquiolitis y otras infecciones respiratorias?
Los virus que causan infección respiratoria aguda se transmiten de una persona a otra por el contacto directo entre las manos y superficies contaminadas, y a través de las secreciones nasales o las gotitas de saliva que viajan por el aire cuando una persona enferma habla, estornude o tose.
Las siguientes medidas contribuyen a prevenir las infecciones respiratorias:
-Mantener la lactancia materna.
-Cumplir con el Calendario Nacional de Vacunación.
-No exponer a los niños al humo del cigarrillo ni de braseros o estufas a leña.
-Higienizar frecuentemente, con agua y jabón, los elementos del bebé (chupetes, juguetes) y las superficies donde se lo cambia o donde se preparan sus alimentos.
-Practicar el lavado de manos frecuente, a los niños y a los convivientes, con agua y jabón. Se puede reforzar la higiene con alcohol en gel.

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