Carta de los obispos de Quilmes y del Consejo Presbiteral

A raíz de la emergencia por la difusión del COVID-19 a nivel mundial

El obispo Carlos Tissera, el obispo auxiliar Marcelo Magni y el Consejo Presbiteral de la Diócesis de Quilmes, mediante una carta a todas las comunidades, dieron a conocer algunas indicaciones y medidas preventivas, a raíz de la emergencia por la difusión del COVID-19 a nivel mundial y de las medidas de contención que, desde distintos niveles, vienen tomándose en nuestro país.

NO CEDER A LA INQUIETUD. Ante una situación que ciertamente nos preocupa, nos hacemos eco de la invitación de nuestros obispos en su mensaje del 11 de marzo, cuando escribían:
Ante todo, quisiéramos invitarlos a mantener la calma, siguiendo las indicaciones y medidas preventivas propuestas por las autoridades e instituciones sanitarias, que en esto tienen una palabra autorizada. No nos dejemos atemorizar por mensajes de dudosa procedencia que circulan a través de medios y redes sociales, ni colaboremos con su difusión.
La confianza en Dios que nunca abandona a su pueblo, el apoyo en la solidaridad y el amor fraterno, la oración sostenida e intensificada en este tiempo de camino Cuaresmal, y los modos creativos de expresar nuestra cercanía y comunión, nos ayuden a mantener la serenidad y no ceder a la inquietud.

CUIDAR A TODOS, CUIDAR A LOS MÁS DÉBILES. El evangelio nos ha llamado al amor fraterno a imagen de Jesús. En tiempos de emergencia sanitaria, ese amor mutuo se traduce en cuidar de los otros y, en especial, de los más débiles. Todas las medidas de prevención que se nos indican buscan no sólo impedir nuestro propio contagio, sino también el contagio de los demás, en particular el de personas que, por edad o por afecciones previas, corren serios riesgos ante esta enfermedad. Permanecer en casa y evitar la circulación y los contactos entre personas durante las próximas semanas es una medida clave para evitar que el virus se difunda poniendo en riesgo nuestra vida, la de nuestros seres queridos y la de quienes viven en torno a nosotros.
Somos conscientes de que, en el territorio de nuestra Diócesis, muchos factores nos aconsejan e incluso exigen aplicar responsablemente todas las precauciones: hay franjas de población extremadamente vulnerables (sectores pobres, barrios precarios, ancianos con atención mínima de la salud, etc.); miles y miles se desplazan diariamente a sus lugares de trabajo en medios de transporte público, con la inevitable concentración de personas; los hospitales y centros de salud se verían desbordados y colapsados ante una difusión masiva de la enfermedad… No se trata de números, se trata de personas. Son rostros, historias, caminos de vida. Son nuestros familiares, seres queridos, amigos, vecinos, compañeros de trabajo. Son nuestros hermanos y nuestras hermanas.
Actuar con responsabilidad ciudadana, seguir las medidas de higiene dispuestas, evitar salir de casa y, en los casos establecidos, guardar el aislamiento preventivo… en definitiva, hacer todo lo que dependa de nosotros para impedir que el virus siga difundiéndose es el modo concreto en que las comunidades cristianas podemos responder hoy a la llamada de Cristo: «Como yo los he amado, ámense… En esto todos sabrán que ustedes son mis discípulos».

MEDIDAS PREVENTIVAS URGENTES. Para colaborar desde nuestro lugar a las medidas de contención y prevención del Coronavirus, llamamos a todos los presbíteros y diáconos de nuestra Diócesis, a la vida consagrada, a las y los agentes de pastoral, y a las comunidades en su conjunto a actuar con toda la responsabilidad y prudencia que la situación sanitaria requiere y el amor fraterno nos exige. En particular, les pedimos que sigan estas indicaciones:
Absténganse de difundir cualquier comunicado, información o mensaje (infografías, ilustraciones, mensajes de audio o video, etc.) que no provenga, de manera segura y comprobada, del Ministerio o los servicios oficiales de Salud, la Conferencia Episcopal Argentina o del Obispado y los servicios diocesanos de pastoral de nuestra Diócesis de Quilmes. Eviten además generar confusión o inquietud difundiendo medidas o mensajes dados por otras Diócesis de Argentina u otros lugares del mundo.
Los párrocos, administradores parroquiales y directores pastorales son los responsables de tomar las medidas necesarias para el cuidado de la salud de todas las personas que asisten a sus templos, de acuerdo con las características de cada lugar, y oído el parecer del Consejo de pastoral o de algunos miembros cercanos de su comunidad.
Recomendamos también, donde sea posible, que se reúnan párrocos del decanato o, al menos, los vecinos para adoptar medidas y criterios en común.
A todas y todos los miembros de las comunidades, les pedimos acatar y poner en práctica las indicaciones, priorizando el bien común y el cuidado de todas y todos, en especial, de las personas más vulnerables.

En cuanto a las celebraciones litúrgicas y otras acciones pastorales:
Quedan suspendidas, con efecto inmediato, todas actividades parroquiales (catequesis, centros o escuelas de formación pastoral, encuentros de oración, asambleas, etc.) y todas las celebraciones extraordinarias (Misas de sanación, celebraciones de grupos o movimientos, etc.) que reúnan en un mismo lugar a más de cincuenta personas. Esto se aplica tanto a nivel parroquial como interparroquial, decanal, etc.
A su vez, cualquier reunión o actividad que pueda ser pospuesta, aunque el número de participantes sea mínimo, debe ser pospuesta: la salud y la vida de nuestro pueblo es un bien invaluablemente mayor que cualquier actividad eclesial, y todo lo que podamos hacer para evitar la circulación y los contactos entre personas en las próximas semanas es decisivo para contener y frenar el avance del virus.
Las celebraciones dominicales, si reúnen menos de cincuenta personas, pueden seguir realizándose, observando las medidas preventivas de este comunicado y otras que puedan provenir de la autoridad de salud o servicios diocesanos.
Apelamos al discernimiento pastoral de los sacerdotes a cargo (párroco, administrador parroquial o director pastoral), en diálogo con los obispos y los decanos, para discernir si deben continuar o no las celebraciones dominicales, allí donde reúnen a más de cincuenta personas y puede garantizarse la aplicación de medidas preventivas (distancia mínima de un metro entre personas, disponibilidad de alcohol en gel o servicio de agua y jabón para toda la asamblea o al menos para sus ministros, etc.).
Los templos pueden permanecer abiertos, según se acostumbre en cada comunidad, para la oración personal y el encuentro con sacerdotes que puedan estar disponibles para recibir, escuchar y acompañar. En todos los casos, hemos de garantizar siempre que se sigan las medidas de higiene y limpieza recomendadas por la Organización Mundial de la Salud y el Ministerio de Salud de la Nación.
La celebraciones de bautismos, matrimonios y otros sacramentos o sacramentales, siempre que sea posible, conviene que se pospongan. En caso de realizarse, se debe limitar la participación a la familia más cercana o, cuanto menos, asegurar un número acotado de asistentes (no más de cincuenta personas).
Los ministros ordenados o extraordinarios que visitan y llevan la Comunión a los enfermos deben lavarse las manos cuidadosamente (con agua y jabón o usando gel antibacterial) antes de dar la comunión. Los presbíteros que celebren la Reconciliación, la Unción de los enfermos y el Viático con enfermos harán lo mismo. Cuando la situación lo aconseje, usen mascarillas.
Los servicios de Cáritas y otras iniciativas de asistencia y contención, actúen siguiendo las indicaciones de Cáritas diocesana y de la Vicaría de Solidaridad.

En cuanto a la celebración de la Eucaristía (u otras celebraciones dominicales) en particular:
El Obispo diocesano dispensa del precepto dominical a todos los fieles de la Diócesis hasta nuevo aviso. A quienes no participen de las celebraciones comunitarias, las y los invitamos a unirse al pueblo de Dios con la oración en sus casas o siguiendo las transmisiones de la Eucaristía por radio, televisión o internet.
Recomendamos y pedimos encarecidamente a personas mayores de 60 años o en algún grupo de riesgo, a las mujeres embarazadas, y a toda persona que tenga indicios de un posible contagio, que permanezcan en sus casas y, ante la presencia de síntomas, se comuniquen con los servicios de salud.
Los presbíteros, diáconos y ministros con afecciones respiratorias u otros síntomas relacionados, y aquellos que padecen enfermedades que aumentan el riesgo de contagio, deben abstenerse de asistir a las celebraciones litúrgicas.
Todos los ministros extremarán las medidas de higiene necesarias, especialmente la higiene de las manos antes y después de distribuir la Comunión.

A partir del día de la fecha:
La colecta de dinero y otros aportes solidarios se realiza después de la Comunión; todos los gestos que impliquen contacto físico, en particular tomarse de las manos al Padre nuestro y el intercambio del saludo de la paz, se omiten o suprimen, y la Comunión eucarística se administra únicamente en la mano, teniendo presente las recomendaciones y advertencias de nuestros Obispos en su mensaje del 11 de marzo pasado.
Invitamos a las comunidades y sus agentes de pastoral a buscar modos creativos de mantener vivo y activo el sentido de comunidad, la oración en común, la fe compartida, la preocupación por quienes están solos o enfermos… incluso en tiempos de aislamiento preventivo voluntario. La transmisión de las celebraciones a través de redes y servicios de internet (Facebook Live, Instagram, YouTube, etc.) puede ser un modo.

Todas estas medidas preventivas estarán vigentes hasta que los Obispos comuniquen nuevas orientaciones a través de los medios oficiales. La información actualizada puede encontrarse y chequearse siempre en el sitio web del Obispado de Quilmes y sus presencias oficiales en redes sociales:
https://www.obisquil.org.ar/
Facebook: DiocesisQuilmes
Twitter: @DiocesisQuilmes
Instagram: Diocesis_Quilmes

Queridas hermanas y queridos hermanos: en el camino cuaresmal hacia la Pascua del Resucitado, nuestra pascua, la situación de emergencia sanitaria nos llama a vivir concretamente el signo del amor fraterno. A todas y todos, los invitamos a confiar sin ceder a la inquietud, a cuidar de los otros y, en especial, de los más débiles, a actuar con responsabilidad y compromiso. A quienes tienen más recursos, en nombre del evangelio les pedimos que no hagan oídos sordos a sus llamadas ni cierren el corazón a las necesidades de sus hermanas y hermanos. A quienes tienen responsabilidades en la comunidad cristiana, les pedimos igualmente que actúen con seriedad, generosidad y espíritu eclesial. Todas y todos cuidamos la vida de todas y todos.
Las y los encomendamos a la cercanía amorosa del Dios que ama la vida, de la Virgen Madre de nuestro pueblo, del santo Cura Brochero y del siervo de Dios nuestro Padre Obispo Jorge Novak, comprometidos con su pueblo hasta la entrega de la vida, y todos los santos y santas que sin cansancio nos alientan y acompañan.

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