Columna de Opinión: El país del revés

Seguramente la gran María Elena Walsh habrá pensado en un mundo ideal al momento de escribir la gran mayoría de sus historias, como sus cuentos y canciones. Todas tienen esa cuota de fantasía que las hace puras y espléndidas; aunque siento que castigo con crudeza la realidad que vivía en el momento cuando escribió la canción de El Reino del Revés.
No hay que ser un gran analista para darse cuenta de que mas allá del buen ritmo y la fantasía que hace volar la imaginación a los niños cuando la cantan, se encuentra el trasfondo de una canción de protesta que denuncia una situación dispar imposible de ocultar en una sociedad que ha perdido sus valores.
Tremenda frase para un amante del Derecho tener que cantar «que un ladrón es vigilante y otro es juez» para terminar rematando «y que dos y dos son tres», que seguramente para un matemático no le sonará ni fuerte ni errado el resultado de dicha suma; pero para nosotros los abogados, herramientas de la justicia, la inversión de roles es algo imposible de digerir.
Sigo pensando y entonces recuerdo otras frases que golpean a mis tímpanos, como la grandiosa obra de Enrique Santos Discépolo, Cambalache. Una obra monumental compuesta en la Década Infame que denota una sociedad patas para arriba: «hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor, ignorante, sabio, chorro, generoso, estafador. ¡Todo es igual, nada es mejor, lo mismo un burro que un gran profesor! No hay aplazaos ni escalafón, los inmorales nos han igualao…».
Si bien la canción tuvo un origen y un contexto en su creación, su letra denunciando los males de la sociedad la transforman en un tema universal y aplicable a cualquier país del mundo; además que al representar a la sociedad humana de siempre será un tema vigente en cualquier época.
Entonces no resulta ilógico que en el país del revés si tenés una multa no podes sacar el carnet de conductor, pero si tenés causas judiciales podés jurar como legislador.
Sin ninguna duda los lectores que tienen conocimientos jurídicos contrarrestarán con el principio in dubio pro reo o que todos somos inocentes hasta que no se demuestre lo contrario.
Pero aclaremos un poco, ya que originalmente los fueros se tratan de una protección para quienes actúan en el ámbito legislativo. La idea es mantener la división de poderes, impidiendo que se encarcele a miembros de las otras ramas del Estado por cuestiones políticas. Este derecho está garantizado por el artículo 69 de la Constitución, que establece que sólo se podrá arrestar a un Diputado o Senador en caso de ser sorprendido in fraganti en un delito.
Entonces cómo no entender la imaginación de María Elena o la sapiencia de Enrique si en una sociedad perdida y sin credibilidad todo se pone de patas para arriba, y lo que es un derecho constitucional pasa a ser una garantía inescrupulosa del saber popular.
Mi saludo fraternal. Walter.

Por Walter Di Giuseppe
Abogado. Miembro Fundador de IQ (Identidad Quilmeña).

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