Antes de su participación en el Foro Económico Mundial de Davos, el presidente Javier Milei sostuvo un encuentro con el Canciller británico David Cameron, generando un desconcierto significativo respecto a su compromiso con la causa de las Malvinas. Aunque ambas partes describieron la reunión como «cálida y cordial», la falta de determinación por parte de Milei para abordar la cuestión territorial resulta evidente.
Contrariamente a la posición esperada de un líder argentino, Milei no solo eludió abordar el tema de las Malvinas con firmeza, sino que, además, se mostró dispuesto a limitar la discusión a asuntos puramente económicos y comerciales, según la versión proporcionada por el Canciller británico.
«Fijamos Malvinas como un punto en una agenda con Cancillería para avanzar en soluciones sobre el tema», declaró Milei al término de la reunión, conforme a la reseña oficial del gobierno argentino. Sin embargo, la versión británica desde la Foreign Office revela un presidente argentino que, lejos de defender los derechos históricos y territoriales sobre las Malvinas, parece dispuesto a ceder terreno en aras de acuerdos económicos.
Desde Londres, se destacó que la posición del Reino Unido respecto al derecho de autodeterminación de los habitantes de las Islas Malvinas permanece inmutable, y que la causa no necesita una «solución». Resulta desalentador que Milei, en lugar de mantener una postura firme en la defensa de la soberanía argentina, haya optado por enfocarse únicamente en aspectos económicos y comerciales durante la reunión.
La omisión de Milei en abordar con decisión la cuestión de las Malvinas plantea interrogantes sobre la verdadera prioridad del presidente argentino y sus compromisos con la integridad territorial del país. En un momento donde la defensa de los intereses nacionales debería ser primordial, la postura de Milei en Davos deja mucho que desear.
