Einstein tenía razón

“No jugamos con nadie”

Raro mundo es el de Quilmes. Las críticas suelen ser punzantes y sangrientas –de las cuales no les escapamos- y los elogios a veces están acompañados de insólitos atenuantes. El Cervecero goleó 5 a 1 a Tristán Suárez y consiguió un resultado que hacía 20 años no se daba en el estadio Centenario.

Sin embargo, el menosprecio al triunfo y sobre todo al rendimiento siguió dando vueltas de manera ocurrente alrededor del equipo.

Enfrente hubo un flojo rival como Tristán Suárez, así lo refleja la tabla de posiciones: difícilmente pueda evitar jugar el partido decisivo por el tercer descenso de la categoría y le dio todo tipo de ventajas a Quilmes pero a diferencia de otros partidos, el equipo las pudo dejar marcadas en el resultado. Enfrente estuvo este equipo, como lo marcaba el fixture, no había posibilidades de “jugar contra alguien”.

“No jugamos bien”

Difícilmente en una resultado tan amplio (5-1), el equipo ganador no haya jugado un buen partido. Sería realmente un hallazgo increíble encontrar un conjunto que logre esa diferencia sin jugar bien. Pero gustos son gustos en el Mundo Quilmes.

Tal vez lo que habrá que entender que la exigencia hacia la perfección está lejos de ser una realidad en la actual competencia de la Primera Nacional. Sacando Chacarita; tal vez Independiente Rivadavia (aunque no lo demostró en el último cruce ante Quilmes) y Deportivo Maipú, están por arriba del funcionamiento demostrado por Quilmes.

Pero el resto de los participantes no son mejores que el Cervecero y no lo demostraron en estas 32 fechas disputadas. Por lo que sería un buen ejercicio bajar la demanda para este equipo que se está reencontrando con muchas de sus virtudes que exhibió en algunos tramos del campeonato.

“No tenemos equipo para ascender”

El Torneo Reducido es otra cosa y se juega de otra manera. Son choques donde en 90 minutos o en 180 se define todo. Allí no solo deberá aflorar las virtudes colectivas, será momento de presencias individuales y en las difíciles generalmente este equipo dio el presente.

No se trata de confiar, por solo confiar. Hay argumentos para poder sostener la confianza pero siempre entendiendo que en Quilmes, Albert Einstein tiene razón: “es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio”.

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