El COVID-19 y la actividad física

Las secuelas psicológicas y la "nube mental" que produce el coronavirus, en los casos más graves, complican el regreso al deporte en pacientes recuperados. Además, se advierte sobre una pérdida de la fuerza muscular y de la capacidad aeróbica

La vuelta a un entrenamiento, tanto a nivel profesional como amateur, tras haber sufrido coronavirus, involucra además de lo físico, las secuelas psicológicas, el estrés y el aislamiento que haya sufrido el paciente, especialmente en los casos moderados que requirieron internación.

Darío Villalba, kinesiólogo quien dirige un centro de rehabilitación para pacientes que tuvieron Covid-19, dijo que «más allá de lo físico otras secuelas también pueden condicionar la vuelta a los entrenamientos, como ser lo psicológico, el estrés y el nivel de aislamiento que hayan tenido».

«Cómo puede impactar esto dentro del nivel físico posterior al alta especialmente en pacientes que requirieron internación es algo que hay que tener en cuenta junto a la llamada ‘nube mental’ es decir si se vio afectado el entorno cognitivo como la memoria», detalló Villalba.

El profesional detalló que hay dos secuelas que deja el Covid y que son subjetivas «porque no hay un estudio médico que lo determine.

Mencionó en este sentido «la pérdida de la fuerza y la resistencia muscular, que se traduce como fatiga y la afectación del pulmón, que tiene que ver con la falta de oxigenación en sangre».

Para Villalba los pacientes que tuvieron Covid en forma leve no tienen mayores dificultades en retornar a la actividad física, aunque deben realizar una vuelta gradual, pero remarcó que en los cuadros moderados o graves «no hay una receta general sobre el período de vuelta».

El cansancio, un factor determinante

Villalba destacó que en el caso del otro factor subjetivo como la fatiga, que es la principal secuela descrita por las personas, hay que graduar la actividad.

«Los que refieren fatiga se levantan bien y sienten que se les termina el día a las 16 o 18. La fuerza muscular está bien pero se sienten débiles como si fueran las 22 o 24 horas. Como esta sensación no se puede medir, no hay correlato con un estudio, mucha gente descree que sea real».

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