El día que Amo y Señor llegó a Quilmes

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Luisa Kuliok y Arnaldo André, en el backstage de la novela

El Club Náutico de Quilmes fue escenario de la mítica novela Amo y Señor, que protagonizaron con gran éxito Luisa Kuliok y Arnaldo André en 1984. El 4 de abril de ese año El Sol cubrió la filmación de algunas escenas que saldrían al aire una semana después.

 Las fotografías de archivo, recientemente digitalizadas, muestran a los jóvenes actores preparándose para las distintas escenas en la confitería del club, la cancha de tenis y los espacios públicos.

El argumento de la novela situaba esos escenarios en una provincia del norte del país, presumiblemente Formosa, informaba este diario luego de entrevistar al director Juan David Elicetche.

Kuliok describió parte del argumento: “la mía es una familia de mucha alcurnia, de lo mejorcito de la zona. Él –por el actor paraguayo- es un muchacho creído, rebelde, que siempre consigue lo que quiere. Pero conmigo no, lo reduzco y lo uso para mis conveniencias”.

André, por su parte, dijo que el protagonista era “el típico ganador, apasionado, romántico y muy seductor”.

Luisa Kuliok recibe directivas y Arnaldo André es maquillado dentro del Club Náutico

El año pasado, el Club Náutico difundió las imágenes grabadas en la ribera, con los personajes –entre los que también se encontraba el actor Boy Olmi- en situaciones de esparcimiento.

Amo y Señor se emitió por Canal 9 con picos de rating de 39 puntos, convirtiéndose en una de las novelas más vistas de la historia de la televisión.

La telenovela es especialmente recordada por ser una de las primeras en las que las cachetadas se las propiciaba no sólo la heroína al galán, sino sobre todo a la inversa (algo que hoy sería imposible).

Según André, todo comenzó de manera casual en uno de los primeros capítulos (fueron 175 en total) cuando él le pegó a Kuliok y se decidió que esa escena formara parte de la promoción del programa. «Al final se transformó en la manera de solucionar las discusiones, y era lo que más atraía a la protagonista, que volvía siempre a por más cachetazos».

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