La historia del Árbol de Cristal, el diamante de Parque Pereyra

Es el único ejemplar que sobrevive en la reserva desde hace más de 150 años. Por qué lo llaman el Árbol de Cristal y cómo llegó al Parque Pereyra.

En una de las áreas más frondosas de la antigua estancia San Juan, detrás de la Escuela de Policía Juan Vucetich, se yergue la joya del Parque Pereyra Iraolael árbol de cristal. Traído a mediados del siglo XIX por el propio Leonardo Higinio Pereyra desde Indochina, es el único de los 12 retoños de la especie Agathis alba que logró sobrevivir en el espacio verde y también en Sudamérica

Su extravagante apodo tiene su origen en el efecto óptico que se genera cuando la luz -especialmente la de la luna- se refleja en la resina depositada en forma de lágrimas en su tronco. “Sin otro para reproducirse, será una figura de culto hasta que muera de pie”, destacan desde el Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible (OPDS).

La centenaria planta oriunda de Malasia fue declarada Monumento Natural por la Honorable Cámara de Diputados de la Provincia de Buenos Aires (Ley 11.341) y habita el área donde se hallan el 36% de las especies superiores vegetales bonaerenses, además de unas 200 especies de aves.

“Calculamos que se plantó en 1870”, cuenta la licenciada en Biología y directora de Reforestación y Arbolado Público municipal, Andrea Gantzer, durante un breve documental publicado en la cuenta de YouTube comunal. “Los otros árboles son bastante más jóvenes”, agrega la especialista, quien remarca además que se trata de “un árbol perfecto, hermoso”.

De la familia de las araucarias, con hojas coriáceas, perennes y elípticas y un tronco grisáceo, el árbol de cristal presenta manchas rojizas en determinadas épocas del año y es una de las tantas especies que Pereyra Iraola trajo al país bajo el deseo de de representar los jardines ingleses que conoció a lo largo de sus viajes por Europa. Para eso, contrató al paisajista belga Carlos Vereecke, quien se encargó de diseñar el parque, compuesto en un 90% por especies exóticas.

La singularidad de este ejemplar seduce a centenares de turistas, que organizan caminatas y paseos en bici para conocerlo, ya que se encuentra en un sendero inaccesible para automóviles en Estancia San Juan, un espacio de 1000 hectáreas ubicado en el Parque que guarda importantes rasgos de la historia provincial de hace siglos.

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