Declaró un sobreviviente del Pozo de Quilmes

Pozo-quilmes

Rubén Schell, sobreviviente del Pozo de Quilmes, cerró con su testimonio el día 66 del juicio por los delitos de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura militar en tres Brigadas de la zona sur.

Rubén Schell, director general de Derechos Humanos del municipio de Quilmes, tiene su oficina y lugar de trabajo se encuentra en el Ex CCD Pozo de Quilmes, donde estuvo secuestrado desde noviembre del ’77 hasta febrero del ’78, tiempo que él lo recuerda con precisión en días y horas.


Durante dos horas declaró junto con el Memorial que recuerda a las víctimas y está ubicado en el garaje. Lugar por el cual, como él señaló, se ingresaba generalmente a los secuestrados, donde también se les practicaba un simulacro de fusilamiento contra una de las paredes. Luego eran trasladados a la sala de tortura (localizada también en el garaje), o a los calabozos.


Además de narrar el terror vivido en primera persona, recordó a su grupo de militancia mayormente desaparecidos o asesinados. Recordó a Omar «el mojarra» Farías, a Pablo Dykyj (su hijo se llama Pablo en homenaje a él), también mencionó a Mirta Gerelli levantando «Las doradas Manzanas del Sol» de Ray Bradbury (libro que ella solía leerles durante el encierro). También tuvo muy presente a Alcides Chiesa y Jorge Allega destacando que esté último compañero falleció sin poder declarar. Rubén manifestó que si bien sigue creyendo en la justicia, duele ver como los compañeros y familiares se van sin recibirla y como genocidas mueren impunes.


Destacó la tarea del equipo de investigación en el que participa junto al Colectivo Quilmes MVyJ, que lo acompañó desde el primer piso siguiendo la transmisión de la audiencia junto a integrantes de la Secretaría de DDHH. También mencionó el trabajo territorial con la puesta de baldosas homenaje y la coordinación de visitas guiadas al sitio.

Schell prosiguió con su testimonio haciendo hincapié en la importancia de la militancia, la familia y la fe. Ejes que sostienen su compromiso. Remarcó que nunca dejó de militar y que estará siempre para honrar la memoria de sus compañeros y compañeras.
Cerca del final mencionó a un compañero que se acercó recientemente a hablar y que le manifestó que lo hacía porque la llave del sitio estaba en manos de un sobreviviente, de un militante. Finalizó citando a nuestras Madres y Abuelas de Plaza de Mayo que son faro, destacando el pedido de Taty Almeida: «queremos justicia, no venganza».

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