El delantero de Quilmes, Tomás Blanco, cumple con la cuarentena mientras espera poder volver a jugar. Si bien puede ser un estado natural de cualquier futbolista, en su caso la ansiedad es mayor dado que ya estaba para volver a jugar luego de haberse recuperado de una larga lesión.
El juvenil, que fue clave en la temporada pasada para que Quilmes lograse la permanencia en la Primera B Nacional, no pudo jugar ni siquiera un minuto en la presente temporada, ya que estaba suspendido en el debut ante Tigre en Victoria por acumulación de amarillas y luego, cuando estaba listo para jugar ante Defensores de Belgrano por la segunda fecha, sufrió un desgarro que lo dejó afuera. Tras tres semanas de recuperación vino lo peor: el 20 de setiembre sufrió una fractura de tibia y peroné que lo dejó afuera durante seis meses.
La lesión quedó atrás pero todavía no puede volver. «Por suerte ya estoy recuperado de la lesión y me sentía muy bien antes de este receso. Me faltaba confianza de juego y ritmo pero pasó todo esto y ahora espero poder retornar. Voy a volver bien, con ganas de trabar. Además ahora estoy entrenando en piso duro y no tuve ninguna complicación; así que estoy esperando la vuelta».
El delantero cumple con el aislamiento junto a su novia y a la familia en un departamento en Quilmes. «La verdad es que estoy un poco aburrido pero le metemos onda y respetamos la cuarentena. Se hace lo que se puede, tengo balcón grande y le meto lo que mandan los profes, porque entrenamos tres veces a la semana. Pero hacemos lo que se puede. Respeto las cosas que me dieron para hacer de gimnasio pero no puedo salir a correr, porque no está permitido. Lo que sí puedo hacer es trabajos de coordinación».
Las limitaciones de espacio condicionan el entrenamiento. «La pelota no la toco, es un departamento y no puedo jugar al futbol. Tengo unas ganas bárbaras, porque ya estaba muy cerca de volver después de la lesión; iba a empezar a sumar minutos en Reserva pero no pudo ser».
Con afecto
Tomás Blanco no pierde contacto con sus seres queridos de Chajarí. «Todos los días hablo con mi familia y extraño a mi sobrina. Pero ellos están muy bien y por suerte no hubo ningún caso, están tranquilos y respetando la cuarentena».
Comentó que un día suyo pasa por acciones cotidianas. «Me levanto a la mañana a entrenar y lo hago entre una hora y hora y pico. Luego tomo unos mates, después viene el almuerzo y por ahí hacemos alguna videollamada con los profes; con mi suegra seguimos mucho las noticias y la vamos llevando. Miro muchas series en Netflix, me alimento bien y estoy cuidado por la familia de mi novia».
Con respecto a la alimentación indicó que es un tema al que le presta atención. «El club me había puesto una nutricionista y cumplo con la dieta que me dieron. Pero mi novia cocina muy bien y su especialidad es un pollo al verdeo con papas al horno», señaló.
No quiere desesperarse con respecto a la vuelta de la actividad y aguarda por buenas noticias. «Todavía no se sabe nada, no sabemos cuándo vamos a volver a entrenarnos. Hay que respetar la cuarentena y esperar, no queda otra».
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Sebastián Kerle