Vidrio caliente

La invasión de productos importados conspira contra las cooperativas y pymes de la región. Una copa de Turquía cuesta menos que una elaborada en esta ciudad

«Que a dos cuadras de Rigolleau vendan copas de vidrio provenientes de Colombia y Turquía, más baratas que las que produce la industria nacional es preocupante, así vamos a seguir perdiendo trabajo argentino».
Con esa reflexión, un obrero vidriero jubilado alertó sobre la situación que está atravesando la industria en general y en Berazategui en particular. Desde el sindicato trascendió que «hay hornos parados por reparaciones pero todavía nadie habla de despidos en la industria grande, las cooperativas tienen otro panorama, más complicado por la importación de productos que se ven en todas las góndolas».
La realidad es que Rigolleau tiene su fuerte en la botellería, siendo uno de los principales proveedores de la industria cervecera, además de contar con la experiencia de empresarios que conocen la ingeniería financiera y tienen un importante respaldo, pero la situación de las pymes que deben afrontar los mayores costos de la energía, especialmente del gas que acompaña el aumento del dólar, es realmente preocupante.
«Hace años que no vemos un panorama igual, destacó un trabajador del sector, a dos cuadras de la estación de Berazategui, Capital Nacional del Vidrio, en un coqueto bazar de la calle 15, venden una copa de vino proveniente de Turquía mucho más barata que la que pueden hacer los trabajadores de la Cristalería San Ignacio de Berazategui o El Progreso de Ezpeleta. Todavía no entiendo como un artículo proveniente de Asia puede bancarse un costo de viáticos en barco de miles de kilómetros y aún así siga siendo más económica que la que se elabora a pocas cuadras del bazar… Si no se defiende el producto argentino, en poco tiempo vamos a tener una desocupación galopante», dijo.
Asimismo comentó que «muchos pueden decir que permitiendo una importación indiscriminada la gente se beneficia porque paga más barato los productos. Esa historia ya la vivimos y cuando haya miles de desocupados no van a existir los consumidores que puedan comprar. Por otra parte, está bien que se importen los productos que en el país no se elaboran, pero las copas se fabrican en la cristalería San Ignacio de Berazategui y no tienen nada que envidiarle a los artículos importados en materia de calidad. Cada vez que compramos una copa importada le pagamos el salario a un obrero turco y le restamos un día de labor a uno de Berazategui», puntualizó.

Los importados conspiran contra el trabajo nacional
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