A 15 años del caso Desábato

El entonces defensor del Cervecero fue detenido en pleno Morumbí luego del partido ante el San Pablo, tras haber sido acusado por Grafite de haberle dicho términos vinculados con el racismo

Se cumplen este lunes 15 años de un episodio que conmovió el universo del fútbol, que lo tuvo a Quilmes como protagonista y marcó un hito en la historia del deporte vinculado con el racismo, cuando Leandro Desábato fue arrestado en San Pablo al cabo de un partido en el que había proferido términos discriminatorios hacia al brasileño Grafite.
Fue el mismo delantero del San Pablo el que denunció a Desábato, en el transcurso del 3-1 que el equipo local había consumado a expensas de Quilmes por el grupo 4 de la Copa Libertadores de América.
Grafite, cuyo apodo hace referencia a la mina de lápiz que se elabora con carbono y por supuesto es negra, había resultado expulsado por el árbitro Martín Vázquez a los 45 minutos del primer tiempo al igual que Carlos Arano, de Quilmes, en el contexto de un incidente en el que también había participado Desábato.
De hecho el juego transcurrió de forma normal y los paulistas superaron con claridad al Quilmes dirigido por Gustavo Alfaro en el que entre otros jugaban Nelson Vivas, Matías Almeyda, Agustín Alayes y Miguel Caneo.
Pero Desábato fue detenido antes de bajar a los vestuarios del Morumbí, en el campo mismo, por el comisario Oswaldo Gonzalvez, que había dado cauce a la denuncia formulada por Grafite: «el jugador argentino me llamó ‘negro’ y ‘macaco'».
«Nadie está inventando nada. Todo eso está previsto por la ley. Esto puede servir de ejemplo, no sólo para el fútbol sino para todo», afirmó el comisario Oswaldo Gonzalves, responsable por la detención, al justificar la decisión inédita y que se utilizó como ejemplo ante el racismo en el fútbol.
Fue la primera vez en Brasil que un futbolista fue arrestado en un estadio y tras un partido por la acusación de racismo.
Técnicamente la imputación fue de «injuria calificada» y bajo ese imperativo legal Desábato pasó la noche en la delegación policial 34 del barrio de Barra Funda, en el norte de San Pablo cercana al estadio, al tiempo que era acompañado por los dirigentes de Quilmes (la delegación encabezada por José Luis Meiszner) y patrocinado por el cónsul argentino adjunto en San Pablo, Mariano Vergara.
Durante su arresto, no aceptó la comida ofrecida por los policías y sólo ingirió sandwiches que le prepararon sus compañeros -que fueron entregados por los abogados- y también tomó mate.
Oficializado el pedido de excarcelación, había que esperar que se expidiera el juez de turno y que fijara la fianza correspondiente, lo cual tuvo un desenlace final recién 36 horas después de finalizado el cotejo del 13 de abril de 2005.
El juez Marcos Zili fijó una fianza de 10.000 reales, unos 4.000 dólares y ordenó al defensor argentino que no saliera del país antes de que su caso llegue al tribunal. Leandro Desábato, al quien liberaron el jueves por la noche, podría haber sido condenado a hasta tres años de prisión si se lo declaraba culpable.
«Nos hemos quedado aquí (en San Pablo) porque este no es un viaje turístico, sino el de una delegación deportiva que vino a competir y debe volver completa», había dicho José Meiszner, vicepresidente de Quilmes en ese entonces y el plantel recién regresó el viernes 17 a última hora.
Grafite tenía plazo hasta septiembre inclusive para confirmar la querella, pero al cabo desistió: «ya he pasado esa página en mi vida, él ya pagó bastante por lo que hizo».
Desábato, por su parte, comentó entonces que «si es así, enhorabuena, pero por las dudas no vamos a hablar mucho. A ver si no la levanta».
El delantero brasileño continúa en actividad, pese a sus 41 años, en el Atlético Paranaense de la Primera de su país; mientras que Desábato, de la misma edad, se retiró en junio de 2018 y actualmente es el DT de Estudiantes de La Plata.

deportes@elsolnoticias.com.ar

Sebastián Kerle

Compartir