Alerta por las enfermedades de verano

alerta por enfermedades de verano
Los golpes de calor y la deshidratación son comunes en esta época del año

Gastroenteritis, intoxicaciones alimentarias, dengue e infecciones de ojos y oídos son las cinco enfermedades con mayor frecuencia de consulta médica durante el verano, a las que se suma la «pérdida de estacionalidad» de las patologías respiratorias, según coincidieron especialistas al comienzo de la nueva estación del año caracterizada por período de intenso calor.
La mayor prevalencia de ciertas enfermedades en el verano se relaciona con el clima cálido y las altas temperaturas, ya que «favorecen la diseminación de virus, bacterias o parásitos», entre los que se destaca «el rotavirus y la bacteria Escherichia coli», explicó a Télam Ramiro Heredia, médico clínico del Hospital de Clínicas José de San Martín.
Estos patógenos, ligados a enfermedades diarreicas, pueden transmitirse a través de «la contaminación del agua, alimentos o manos de las personas a partir de la materia fecal de los afectados».
A esta característica típica de la época estival se suman los viajes a entornos distintos, donde «muchas personas se aventuran a consumir alimentos nuevos, regionales e incluso exóticos, desconocidos por su sistema inmune», lo que genera que se puedan presentar «alergias e intoxicaciones alimentarias».
En cuanto a los picos de calor, habituales en los últimos días, el médico explicó que una elevada temperatura ambiental «predispone al cuerpo a sufrir la enfermedad por calor», que incluye agotamiento, injuria (daño a órganos y/o tejidos) y en su forma más grave el golpe de calor o insolación, también asociado al ejercicio y a los riesgos de deshidratación.
A su vez, estas enfermedades se relacionan también con la pérdida de la cadena de frío necesaria para la conservación de los alimentos, la contaminación durante su manipulación y «con un mayor consumo de alimentos crudos, o que no pasan por una cocción adecuada», señaló el especialista.
Por otro lado, Heredia destacó que la exposición prolongada al sol, principalmente en horarios no recomendados (de 10 a 16 o 17), «hace que éste sea un motivo frecuente de consulta» y recomendó el uso de «factor de protección solar mínimo de 30, preferentemente de 50 para la cara y más si la persona es de tez muy blanca».

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