Condenados por un asesinato

El TOC Nº 5 dictó prisión perpetua para dos personas que, tras robarle a un remisero, lo mataron y arrojaron su cuerpo en Avenida Calchaquí

La Justicia de Quilmes condenó a prisión perpetua a dos sujetos que robaron a un remisero, lo mataron, tiraron su cadáver sobre Avenida Calchaquí y luego incendiaron el auto. El fallo fue dado a conocer ayer por el Tribunal Oral Nº 5, que aplicó por mayoría el máximo de pena a los dos ahora condenados.
En el proceso, que se prolongó durante varias jornadas, para los magistrados Gustavo Farina, Mónica Rodríguez y Juan Martín Mata quedó acreditado que Gastón Espíndola y Hernán Ezequiel González el 20 de septiembre de 2013 tomaron un remís que era conducido por la víctima, Sergio Castellanos; al que le robaron, lo mataron de un disparo y posteriormente prendieron fuego el rodado, un Peugeot 504. Asimismo, uno de los delincuentes atendió el Nextel de la víctima, cuando era buscado por sus compañeros y les avisó «no lo busquen más, lo hicimos pollo».
Entre los elementos relevantes considerados en los fundamentos del fallo los jueces se citó el reconocimiento en rueda positivo por parte de la entonces telefonista de la agencia como el de un compañero que halló el auto quemado.
Por sus características y lo particular, los hechos provocaron que se ocuparan del temas medios nacionales. Tal consta en la causa el episodio comenzó a las 4, cuando la víctima, identificada como Sergio Castellanos (38), había aceptado realizar un viaje en su Peugeot 504 negro con al menos dos hombres desde la remisería Santa Rosa en la que había empezado a trabajar hacía pocos días, ubicada en la zona conocida como Cinco Esquinas, en el partido de Florencio Varela.
Luego de que transcurriera alrededor de una hora desde que Castellanos se había ido, uno de sus compañeros había decidido llamarlo a través de su radio Nextel para saber por qué no regresaba: «al negrito te lo tiramos en Calchaquí, lo hicimos pollo», había sido la respuesta de uno de los delincuentes que atendía el llamado respondiendo a los alertas.
El encargado, entonces, había salido a buscarlo en su propio vehículo y, luego de recorrer el área sin éxito, le contó lo que sucedía a unos policías con los que se había cruzado en el camino. Los efectivos le habían dicho que alrededor de las 5 habían hallado a un hombre asesinado de un disparo en la cabeza en la zona de Berazategui.
Los policías llevaban al remisero hasta el cruce de 137 y 3, de esa localidad, donde éste identificaba el cadáver de Castellanos, que un vecino había hallado poco antes en medio de un charco de sangre.
Horas después, la Policía hallaba el Peugeot 504 de la víctima con un principio de incendio en las calles 215 y 260, aún en Berazategui, aunque a unas cuadras de distancia.

Pruebas clave

Asimismo, en el curso del juicio el fiscal Alfredo Samprón Noel recordó que tras el homicidio e incineración del auto del remisero, se había determinado que la madrugada del crimen un conocido delincuente de la zona y otros tres hombres empujaron el Peugeot 504 negro de la víctima hasta donde fue hallado y lo prendieron fuego.
A través de tareas de inteligencia e imágenes de cámaras de seguridad, se probó que la noche del crimen todos habían ido a bailar al boliche Insomnio, de Florencio Varela, ubicado cerca de la remisería Santa Rosa, donde trabajaba Castellanos.
Los investigadores encontraron fotografías con los rostros de los sospechosos y al exhibírselas a recepcionista de la remisería, los identificó como los supuestos clientes que tomaron el viaje.

 

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