Santa Fe, Argentina – Una de las localidades más emblemáticas del polo industrial de Santa Fe, conocida por su destacada densidad empresarial con una pyme cada 90 habitantes, enfrenta una grave crisis productiva. En el primer semestre de 2023, las pequeñas y medianas empresas (pymes) operaban al 93% de su capacidad. Sin embargo, en la actualidad, esa cifra ha caído drásticamente al 51%, reflejando un declive preocupante que amenaza la estabilidad económica de la región.
La contracción de la producción no muestra signos de estabilizarse. Al contrario, las proyecciones indican que el panorama podría empeorar debido al desplazamiento del mercado hacia productos importados, que están ganando terreno en detrimento de la producción local. Este fenómeno ha encendido las alarmas en la comunidad empresarial y en los sindicatos, que ven en el Régimen de Importación de Bienes de Capital (RIGI) un catalizador del problema.
El RIGI, un régimen que facilita la importación de maquinaria y equipos con aranceles reducidos, fue inicialmente concebido para modernizar la industria nacional. Sin embargo, en un contexto de alta inflación y dificultades para acceder al crédito, muchas pymes locales no han podido competir con la avalancha de productos extranjeros más económicos. Esto ha llevado a una reducción en la demanda de productos nacionales y, en consecuencia, a una caída en la producción.
«Estamos en una situación crítica. La importación de bienes a bajo costo nos está sacando del mercado», comenta Julio Martínez, propietario de una pyme que fabrica componentes eléctricos. «Antes, nuestro principal problema era mantenernos al día con los costos operativos y los salarios. Ahora, ni siquiera podemos vender lo que producimos».
La caída en la capacidad de producción también tiene un impacto directo en el empleo. La localidad ha visto un aumento en los despidos y en la precarización laboral, lo que agrava la situación económica de muchas familias. El temor a perder el trabajo ha generado un clima de incertidumbre y preocupación entre los trabajadores, que ya están organizando movilizaciones para exigir medidas que protejan la industria local.
Los expertos advierten que, sin una intervención del gobierno para equilibrar las condiciones de competencia y fomentar la producción nacional, la tendencia a la baja continuará. «Es fundamental revisar las políticas de importación y generar incentivos que permitan a las pymes modernizarse y ser más competitivas», señala Laura Pérez, economista y analista del sector industrial.
Mientras tanto, la comunidad empresarial de esta localidad emblemática del polo industrial de Santa Fe se enfrenta a un futuro incierto, con la esperanza de que se implementen soluciones que revitalicen el sector y eviten un colapso total. La situación actual no solo pone en riesgo la viabilidad de las pymes, sino también la economía y el bienestar de toda la región.
