La industria metalúrgica argentina atraviesa un momento crítico. Pese a las recientes afirmaciones del Ministro de Economía, Luis Caputo, de que «lo peor ya pasó», la realidad parece contradecir sus palabras. Acindar, una de las principales siderúrgicas del país, comunicó a la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) que sus operaciones permanecerán cerradas entre 120 y 135 días hasta fin de año debido al desplome de la obra pública y la inversión privada.
El anuncio de Acindar no llega solo. Tenaris Siat, del grupo Techint, también decidió paralizar las actividades en su planta ubicada en Villa Constitución, provincia de Santa Fe. La medida afecta a cientos de trabajadores y pone en evidencia la profunda crisis que enfrenta el sector, que no ha logrado recuperarse de los embates económicos recientes.
La decisión de Acindar de suspender temporalmente sus actividades responde a una fuerte caída en la demanda de sus productos, consecuencia directa de la reducción de las obras públicas y la inversión privada en infraestructura. Esta situación ha llevado a la empresa a tomar medidas drásticas para ajustar su producción a la nueva realidad del mercado.
Por su parte, Tenaris Siat, que se dedica a la fabricación de tubos de acero sin costura, ha seguido el mismo camino. La paralización de su planta en Villa Constitución es un reflejo de la disminución en la actividad económica y la falta de proyectos de inversión que demanden sus productos.
A pesar de este panorama desalentador, sorprendentemente, el apoyo al candidato presidencial Javier Milei se mantiene firme entre ciertos sectores de la industria y la ciudadanía. Milei, conocido por sus posturas ultraliberales y su crítica feroz al gasto público, ha logrado consolidar una base de seguidores que confían en su capacidad para revertir la situación económica del país.
Esta dualidad entre la crisis industrial y el respaldo a Milei plantea interrogantes sobre las expectativas y esperanzas de una parte de la sociedad que busca cambios radicales en la gestión económica. Mientras tanto, los trabajadores de Acindar y Tenaris Siat enfrentan un futuro incierto, con la esperanza de que las políticas futuras puedan revitalizar la industria y asegurar sus empleos.
La situación requiere una atención urgente por parte del gobierno y de los actores políticos para evitar un deterioro mayor en uno de los sectores productivos clave del país. La combinación de políticas económicas efectivas y el fomento de la inversión privada serán esenciales para revertir este sombrío escenario y devolver la estabilidad a la industria metalúrgica argentina.
