Eternamente Evita

Hace 66 años partía hacia la inmortalidad Eva Perón y la frase no es antojadiza porque morir es diferente. Ella no murió porque a pesar del paso del tiempo su recuerdo se agiganta y cobra cada vez más fuerza en un mundo donde la solidaridad y el amor al prójimo y por ende al que menos tiene, son valores que parecen haberse perdido en medio de una vorágine donde la sensibilidad parece un término que ya no figura en el diccionario de la gente.
Evita nació en el seno de una familia humilde y, tal vez por eso, cuando logró su ascenso personal junto al expresidente Juan Domingo Perón, volcó todo su esfuerzo y los recursos del Estado para beneficiar a ese sector social del cual provenía.
De su mano y de la de Perón, surgieron muchas reivindicaciones para los trabajadores, las mujeres, los ancianos y los niños, en una etapa de la historia de nuestro país donde la justicia social llegó a todos los sectores, incluso para los de clase media y alta, que más allá de los reparos políticos, se vieron beneficiados dado que el consumo al que accedieron los trabajadores hizo que comercios e industrias trabajaran a destajo para satisfacer una demanda permanente.

Simplemente Evita
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