Hay que volver a abrir las canillas

Los jugadores de la Crema festejan el gol
Hay muchas cosas para replantearse en Quilmes

Quilmes tiene que saldar su deuda interna, de lo contrario no habrá un mañana. Habrá que ocuparse y en los propios protagonistas estará la posibilidad de encaminar este rumbo sinuoso que atraviesa el equipo.

Al Cervecero se le cortó una racha de siete partidos sin derrotas, tras caer por 2-1 ante Atlético de Rafaela en el Centenario y quedó dado vuelta: ahora hace tres partidos que no puede conseguir un triunfo.

Más allá de una racha u otra, lo concreto es que quedó aislado de la pelea por el primer lugar del grupo. Los punteros Chacarita y Maipú quedaron a 9 puntos (tres partidos) con 30 puntos en juego (10 partidos), por lo que llegar a la primera final se asemeja a una utopía.

Habrá que afirmarse al Reducido y tratar de escalar lo más que se pueda en la tabla de posiciones para poder contar con ventaja de localía y deportiva en los primeros cruces del torneo eliminatorio, donde se jugará el segundo ascenso.

Pero el objetivo tiene que estar puesto en otro lado: hay que mirar para adentro. Abstraerse de los ojos ajenos y de las opiniones extrañas; trabajar y mantener cuanto antes una reunión grupal para solidificar el objetivo que se cree que se persigue.

Luego de decirse todo lo que se deba decir, vendrá lo más difícil: llevarlo en práctica en la cancha. Dejar de creerse que son más que el resto y aprender de los errores (que siguen siendo los mismos desde hace meses) e ir potenciando las virtudes que también se muestran.

No pasa ni por la tenencia de pelota ni tampoco si se juega vertical o directo. El “garrote-garrote”  que pregonaba el entrenador en el inicio de la temporada hace rato que se fue y no da señales de regreso para el Mundo Quilmes.

Nada está perdido y hay mucho por ganar por adelante. Pero es hora de finalizar con los errores de principiantes que se cometen, porque tales equivocaciones te sacan de un plumazo del Reducido.

Todavía hay tiempo para que se pueda rescatar la mejor versión del equipo y transformarlo en algo parecido a la expectativa generada en su nacimiento.

Hace 20 años, Gustavo Raggio capitán que ascendió con el Quilmes de Alfaro, luego de una dolorosa derrota ante Los Andes reclamó: “nos hace falta un baño de humildad”. Dos décadas después es hora de volver a abrir las canillas.

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