La imaginación no tiene límites

Me resisto a ver desaparecer la historia porque hay cosas que hasta en lo más básico son parte de nuestra identidad.

Ni siquiera había nacido y un tal Felipe Fort deleitaba a los más pequeños con un riquísimo chocolatín que traía una sorpresa de regalo. Sé que comenzó con diferentes matices para llegar a mis manos cubierto de un celofán y con colecciones de la serie de Hijitus, Trapito o Petete y un catálogo que nos llegaba a través de la revista Anteojito. Los que más recuerdo son los personajes de Titanes en el Ring, como todas las creaciones de García Ferré o Dante Quinterno.
Poco a poco me fui viniendo grande pero algunas mañas no las perdí aunque algo paso, y así como todo en la vida material va cumpliendo un ciclo, así parece que también lo vivió mi golosina por excelencia dejando entrar a las figuras extranjeras, y hasta debió reinventarse en forma de huevo para competir con otra similar golosina que también traía sorpresa.
La triste realidad de los 90 llevo a que los muñequitos pasen a ser fabricados en China, cuando desde sus comienzos fueron fabricados en nuestro país y pintados a mano. Si, si, totalmente a mano. Con el cierre de la importación estuvieron a punto de desaparecer, pero retornaron como superhéroes o figuras de Los Simpsons.
Podríamos hacer un aporte a la imaginación de nuestras identidades y comenzar una nueva etapa en la vida de los argentinos. Qué pasaría si largáramos series de muñequitos Jack acompañados de ese increíble chocolate pero con nuestros personajes autóctonos? Y no hablo de ficción sino de todo lo contrario. Arranquemos proyectando la producción del 2019, siendo un año electoral podríamos largar la serie «Presidentes» y así, dentro de la golosina, acompañar las figuras de los presidentes argentinos. O más aun, podríamos pensar en armar las Cámaras y entonces sacar la serie de los «Diputados» y los «Senadores» periodo 2019-2023. Quizás interese más el Gabinete, o los Jueces de la Corte o figuras de renombre que no tengan que ver directamente con la vida política argentina, y encontraríamos a María Elena Walsh, un Jorge Luis Borges, un René Favaloro, Osvaldo Pugliese, e infinitos más. Sigo soñando y se me ocurre recrear las batallas como la de San Lorenzo y tener a los soldados y el propio General Don José de San Martín, o la de Tucumán con Manuel Belgrano; o héroes de nuestra patria como Juana Azurduy, Alicia Moreau de Justo, o cada uno de los 649 Combatientes de Malvinas que dejaron la vida en nuestras islas. Las propias islas, cada una de las provincias argentinas. Nuestras flores, nuestros animales autóctonos. En definitiva… nuestra identidad.
Como la imaginación no tiene límites, pienso que daría por tener la del Che Guevara o la de Evita. Pero eso sería apostarle a la historia. Una forma diferente de hacerles conocer a los pibes, y desde chicos, quienes fueron los que hicieron de nuestra patria lo que es hoy.
Hay muchas cosas que cambiar y algunas podrán verse como alocadas, pero por algún lugar hay que empezar y en todo caso los argentinos sabemos mucho de esto, de reinventarnos día a día; pero esta vez más que un cambio de cascaron deberá ser una vuelta a la esencia de nuestra identidad.
Mi saludo fraternal. Walter.

Por Walter Di Giuseppe
Abogado.
Miembro Fundador de IQ
(Identidad Quilmeña)

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