La vacuna nacional contra el coronavirus

"Arvac-Cecilia Grierson" está basada en proteínas del COVID-19 que se elaboran y sintetizan en el laboratorio. El desarrollo comenzará a probarse en humanos: participarán 80 voluntarios que ya hayan recibido un esquema de vacunación completo

La ministra de Salud de la Nación, Carla Vizzotti y el ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación, Daniel Filmus, anunciaron el inicio de los ensayos clínicos de seguridad en humanos de la vacuna argentina «ARVAC Cecilia Grierson».

Los ensayos de Fase I que evaluarán la seguridad, tolerabilidad e inmunogenicidad de esta vacuna proteica recombinante fueron autorizados por la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) mediante la disposición número 2182/22.

Cabe destacar que dichos estudios son imprescindibles para avanzar en el proceso de aprobación de la vacuna ARVAC Cecilia Grierson y su posterior disponibilidad como refuerzo de las vacunas actuales.

Actualmente existen seis proyectos de vacunas contra la COVID-19 diseñadas en Argentina, cinco de las cuales tienen financiamiento del Estado Argentino; la primera en realizar ensayos de Fase I es la vacuna «Arvac-Cecilia Grierson» (Universidad Nacional de San Martín/CONICET-Cassará), que comenzó su desarrollo en junio de 2020.

«Esta es la primera vez que una vacuna preventiva diseñada en una universidad pública argentina llega a realizar ensayos de Fase I. Es un hito para todo el sistema público de ciencia y tecnología», comentó Cassataro como científica líder del desarrollo en la UNSAM.

Más detalles

Sobre la vacuna «Arvac-Cecilia Grierson» se sabe que la vacuna se basa en proteínas recombinantes, una tecnología segura que ya se aplica en las vacunas contra la Hepatitis B desde hace más de 20 años o más recientemente, el VPH.

Es una tecnología que ha demostrado seguridad y que permite desarrollar vacunas que se almacenan entre 2 y 8 C (temperatura de heladera). Estas características podrían permitir que las dosis de la ARVAC Cecilia Grierson, a diferencia de las primeras vacunas contra la COVID-19, tengan menores costos de producción y ventajas para la logística de distribución.

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