Las buenas ideas de Golombek

En su nuevo libro «La ciencia de las (buenas) ideas», el científico Diego Golombek comparte todo lo que se sabe hasta ahora en el terreno de las ideas y la creatividad, y lo hace con evidencia, experimentos y teorías que buscan entender el misterio de esos «momentos Eureka» que resuelven problemas, descubren soluciones innovadoras y reimaginan una y mil veces cómo encontrarle la vuelta al asunto: «No hay gente tocada por la varita mágica», asegura el autor a la periodista de Télam Milena Heinrich.
Ni genios, ni musas, ni seres de otro mundo, ni mucho menos únicos. Primer spoiler: «Trabajo, trabajo, trabajo, trabajo, disrupción», resume en diálogo con Télam el doctor en Ciencias Biológicas, profesor de la UNQ, investigador, director de laboratorios especializados en cronobiología y divulgador empecinado en llevar la ciencia a todos los rincones de la vida cotidiana.
¿Qué tendrá que ver la dispersión, el aburrimiento, la interacción social con las ideas y la creatividad? ¿Qué sucede en el cerebro cuando estamos creando? En verdad ¿qué es lo que la ciencia sabe hasta el momento sobre ese campo donde el pensamiento parece volverse mágico, cuando plaf, de repente, surge una idea? «Hay una ciencia de las ideas, y aquí es donde empezamos a des-hechizarla», convoca Golombek.
«La ciencia de las (buenas) ideas» (Siglo XXI) es también «manual de evidencias para la creatividad, la innovación y el pensamiento disruptivo», como invita el subtítulo del volumen, lo que convierte a este libro en un híbrido difícil de encasillar: historia de la ciencia, evidencia, experimentos, ejercicios, consejos y muchos ejemplos que ponen en escena esos condimentos necesarios para una nueva y buena idea. Tal es el caso de la valija con rueditas, que se patentó recién en 1970 y unió dos cosas que ya existían, porque de las ruedas hay evidencia que data de hace 5.000 años y las valijas de unos 1.000 años. A ese magnífico cruce, años después un piloto agregó un palo y el hechizo hizo su magia con un objeto tan cotidiano como mundial.
El fervor por las ideas y la innovación, contará Golombek en las primeras páginas del libro, se pusieron de moda después de mitad del siglo XX en su afán de comprender qué es la creatividad, ese fenómeno que nos distingue de otras especies vivas.
Las «obsesiones» y «noseísmos» son motores de perseverancia en busca de soluciones menos tradicionales y no tanto la inspiración como ráfaga de iluminación que opera inesperada. Detrás de esa conjunción, mucha transpiración y trabajo. Las 10.000 horas de trabajo que popularizó el escritor Malcolm Gladwell, como recuerda el científico.

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