El proyecto de ley ómnibus enviado por el presidente Javier Milei al Congreso contempla una reforma política que incluye modificaciones en el sistema de elección de los diputados, en el financiamiento de los partidos políticos y la derogación de las PASO, cambios que representan, según distintos especialistas, «malas soluciones» a problemas existentes y una suerte de «privatización» de las campañas electorales.
La iniciativa, compuesta por 664 artículos que abarcan unas 351 páginas, «propone malas soluciones a problemas que son reales», analizó el exjefe de Gabinete Juan Manuel Abal Medina, impulsor en 2009 de una reforma política que, entre otros aspectos, instituyó las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) como mecanismo de elección de los competidores en los comicios nacionales.
«A más de una década de su implementación, las PASO presentan grandes problemas. Uno de ellos es que están planteadas en fechas muy lejanas a las elecciones nacionales. Sin embargo, en lugar de mejorar ese aspecto, Milei decidió eliminarlas», evaluó Abal Medina, profesor titular de la materia «Sistemas Políticos Comparados» en la carrera de Ciencia Política de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA.
Abal Medina consideró también que el establecimiento de un sistema de elección de diputados nacionales con base en circunscripciones uninominales procura reemplazar un mecanismo fijado por medio de un decreto firmado a comienzos de la década del ’80 por el entonces dictador Reynaldo Bignone.
Aquella decisión definió en 254 -a los que se sumaron tres en representación de Tierra del Fuego en 1991- la cantidad de diputados que integrarían la Cámara, tomando en cuenta el censo de 1980.
Sin embargo, el exjefe de Gabinete opinó que el método con el que busca ser reemplazado, que se trata de «una copia del sistema estadounidense, pone en riesgo la representación de las fuerzas minoritarias», a tal punto que hace dos años, en los comicios legislativos, «Milei no hubiera sido electo diputado».