Matrimonio pide por su hija

En el marco de una complicada historia familiar, una pareja solicitó a una jueza que una nena de casi dos años y medio no sea enviada a un hogar de niños para evitar males mayores

Un matrimonio quilmeño busca evitar que una niña sea entregada a un hogar de menores por decisión de una jueza en medio de una complicada situación familiar que comienza con el nacimiento de la pequeña a partir de una relación de su padre -que luego resultó no ser el biológico- y una joven, en un momento en que la pareja estaba separada.

El abogado Rubén Enrique Valerio pidió a la jueza de Familia Nº 1, Gabriela Blanchiman, que desista de enviar a Emma, de dos años y cuatro meses, al Hogar de Menores Nomadelfia de Berazategui, por considerar que el daño que le produciría a la menor será «irreparable».

La jueza pretende que la niña restablezca su relación con la madre biológia, Yeselem., a pesar de que hubo un acuerdo previo con el matrimonio para que la pequeña sea adoptada legalmente.

Emma fue el resultado de una relación con el padre que se dio en Misiones, en un momento en que el matrimonio había decidido separarse tras 38 intentos de embarazo.

Al regreso a Buenos Aires, Christian Ávila recibió un llamado de Yeselem, quien le informó que estaba embarazada. El matrimonio, ya restablecido, acordó convivir en su casa con la joven y otra hija de cuatro años hasta dar a luz. Una vez que la pequeña nació, fue dada en «abrigo», como se define legalmente, al hermano de Ávila, mientras se lograba la adopción.

Sin embargo, un llamado anónimo alertó que Ávila no era el padre de Emma y las pruebas de ADN realizadas lo confirmaron. Sin embargo, la pareja y la madre biológica acordaron que la situación continuara de la misma forma.

Para la jueza Blanchiman, no obstante, la niña debe mantener una relación cercana con su madre biológica, que vive en Misiones y mientras tanto debe ser derivada al hogar de menores de Berazategui.

El doctor Valerio hizo una presentación para evitar el traslado, que hasta ayer estaba frenado porque la pequeña presentaba fiebre y estaba siendo sometida a estudios médicos.

«Emma estuvo desde su concepción hasta la entrega a Hernán Maximiliano (tío) junto a quien suscribe, habiendo sido engañado por Yeselem. (madre biológica), no obstante ello el estado de padre lo he adoptado y cumplido, independientemente de las medidas adoptadas me siento y considero padre de la niña», dice Ávila en la presentación hecha ayer ante la doctora Blanchiman.

«Con la madre biológica hemos celebrado acuerdo respecto a cuidado personal y derecho de comunicación y conforme se desprende del artículo 643 del CPCCN, Yeselem. me había delegado el cuidado personal de Emma».
Asimismo, «jamás su madre biológica ha mantenido contacto con la niña, no vulnerándose jamás los derechos de su identidad. Emma sabe con su corta edad que mi pareja es su mamá del corazón».

El resultado negativo del ADN, dice el padre en la presentación, «nada ha cambiado nuestro amor para con ella, la sentimos nuestra hija desde la concepción, máxime cuando la madre biológica decide dejárnosla».

Ávila aseguró que con la madre biológica «celebramos en una escribanía un acuerdo respecto del cuidado personal y derecho de comunicación, el que no cumplió, ya que desde la concepción, Yeselem demostró desinterés, no quiso tener contacto con la niña».

«El caso no se trata de valorar si el matrimonio o el hogar es mejor, sino el menor mal para la pequeña, circunstancia que queda perfectamente respaldada por los profesionales actuantes», dijo.

Por último, para Ávila el traslado a un hogar de niños provocaría un «irreparable daño psicológico» a la niña, que «se encuentra acabadamente integrada a su núcleo familiar».

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