Nueva investigación de la UNQ

En fase de prueba, se busca si es posible prevenir contagios de coronavirus luego de que el OPDS detectara material genético de COVID-19 en residuos cloacales

La Universidad de Quilmes investiga si es posible prevenir contagios de coronavirus luego de detectar material genético de COVID-19 en residuos cloacales.
«Hay estudios publicados que plantean que a los 6 o 7 días de detectar material genético viral en aguas cloacales se produce un brote en esa zona», aseguró el jefe de epidemiólogos del Ministerio de Salud bonaerense, Enio García, que trabaja junto a la UNQ.
«Lo que está haciendo el Organismo Provincial de Desarrollo Sostenible es poner a punto esa técnica de detección para ver si nos ayuda a prevenir, a poder hacer una intervención prematura en los barrios afectados», añadió.
«Entendemos que la investigación está en una fase de prueba todavía, así que no sabemos efectivamente qué capacidad predictiva tendrá, pero podría ser una herramienta muy valiosa», aseguró el especialista a Página 12.
«Siempre que se lo cruce con otros datos, este será un gran insumo para el Ministerio de Salud. Creemos que servirá para prevenir y para ir viendo cómo varía la cantidad de RNA viral en los residuos cloacales en el tiempo y a partir de ahí saber si se está generando un foco de contagio o si la circulación del virus va disminuyendo», dijo en el mismo sentido Juan Brardinelli, biotecnólogo y director ejecutivo del OPDS.
«Lo que se encuentra en el agua son fragmentos de RNA virales, es decir, de las huellas dactilares del virus», detalló, descartando que la presencia en el agua pueda ser foco de contagios.
«Mundialmente empezaron a aparecer varios artículos sobre la presencia de RNA viral en líquidos cloacales. Pero como las diferencias entre los sistemas cloacales de Alemania, de Estados Unidos y de los barrios precarios de Argentina son abismales, fue necesario laburar en conjunto con el Organismo Provincial de Integración Social y Urbana, que trabaja el tema de urbanización de las villas», contó Brardinelli.
Mientras este estudio estaba en proceso, el laboratorio de Virus Emergentes de la UNQ comenzó a trabajar con muestras artificiales, es decir, con muestras de aguas residuales que estaban almacenadas desde antes de la pandemia, sin presencia de SARS-CoV-2.
«Como eran previas a la circulación del coronavirus, resultaron unos buenos controles negativos», explicó Brardinelli.

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