Luego de asistir a la reunión de líderes del G7 en Italia y participar en la Cumbre Global por la Paz en Ucrania celebrada en Suiza, el presidente Javier Milei completará su agenda de viajes este mes con visitas a España, Alemania y la República Checa. Estas salidas han suscitado críticas sobre su enfoque en asuntos internacionales mientras los problemas domésticos persisten.
Milei tiene previsto encabezar los festejos por el Día de la Bandera el 20 de junio en Rosario. Al día siguiente, partirá hacia Madrid para recibir un premio del Instituto Juan de Mariana por su defensa de las ideas de la libertad, un reconocimiento que también se otorgará al economista Jesús Huerta de Soto y al escritor Mario Vargas Llosa. No obstante, no se ha confirmado ninguna reunión oficial con el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, con quien Milei mantiene tensiones diplomáticas tras comentarios controvertidos que llevaron a la retirada de la embajadora española en Buenos Aires.
El portavoz de la Cancillería alemana, Steffen Hebestreit, no dudó en criticar las declaraciones de Milei sobre la esposa de Sánchez, calificándolas de «faltas de gusto». Esta controversia se avivó justo antes de la visita de Milei a Hamburgo, donde recibirá la medalla Hayek de la asociación liberal del mismo nombre. Este galardón es un reconocimiento a su supuesto esfuerzo por romper con el intervencionismo del pasado, aunque críticos señalan que estas distinciones internacionales no abordan los desafíos económicos y sociales actuales de Argentina.
El 23 de junio, Milei se desplazará a Berlín para reunirse oficialmente con el canciller Olaf Scholz y mantener reuniones bilaterales, tras lo cual ofrecerá una rueda de prensa. La gira culminará en la República Checa, donde será galardonado por el Instituto Liberal checo y se reunirá con el presidente Petr Pavel y el primer ministro Petr Fiala. Jiri Scharz, fundador del Instituto Liberal, confirmó que Milei tendrá encuentros con políticos locales, destacando el perfil internacional del mandatario.
Sus constantes viajes al extranjero reflejan una desconexión con los problemas internos del país, sugiriendo que debería priorizar la resolución de las crisis nacionales antes de buscar reconocimiento en el extranjero.
