Se lo comió un Lobo

Quilmes quedó eliminado ante Deportivo Riestra y se le terminó la temporada. En 2024, jugará su séptimo año consecutivo en la segunda categoría del fútbol argentino. La derrota como local por 1-0 que lo sacó del Reducido invita a una reflexión: el Cervecero perdió antes, durante y después.

Desde el repudiable acto de arrojar un petardo y varias piedras a Braian Olivera de Gimnasia de Mendoza que aprovechó la situación para mostrar que es mejor actor que arquero, empezó un encadenado de situaciones que culminó con la eliminación de Quilmes.

La frase “tengo 20 amigos que me bancan en AFA” que espetó el presidente Mateo Magadan también deberá anotarse como un hecho significativo. La durísima sanción del Tribunal de Disciplina de descontar 6 puntos y poner una multa millonaria por los incidentes en el Centenario fue un aviso.

La directiva accedió a completar el partido con los mendocinos en cancha neutral –Platense- y el Cervecero pudo superar esa instancia pero no advirtió que iba camino a la hoguera. La AFA dispuso que ante Riestra que había pasado de ronda ante San Martín de Tucumán en un partido tan escandaloso como el que jugó el lunes en el Centenario, se disputase tan solo 72 horas después.

Mientras Quilmes respiraba con tranquilidad en el Bajo Flores, tras un supuesto buen resultado: empate 1-1 que le daba la posibilidad de mantener la ventaja deportiva y definir de local, la AFA designó a Luis Lobo Medina como árbitro de la revancha.

Se encendieron las alarmas en Quilmes pero más que autoconvencerse que no iba a pasar nada no se pudo hacer. No había forma de cambiar semejante designación que presagiaba lo que iba a ocurrir.

La Aprevide, más afín a la AFA que al gobierno provincial, demoró la decisión sobre el Centenario. A pesar de las gestiones realizadas, dispuso –como quería Chiqui Tapia- que el partido se juegue sin público. “Comete esta pero quedate tranquilo con el árbitro”, dicen que dijeron.

Sin embargo, Lobo Medina tuvo un arbitraje feroz que se comió a un Quilmes que estaba cocinado hacía rato. Permitió que el rival hiciera lo que quisiese, imitando al genial ya desaparecido William Boo y de guapo se lo ganó.

Quilmes perdió por Lobo Medina y por un rival que jugó más allá del reglamento pero también perdió porque nunca le tomó la temperatura al partido: hubo jugadores que demostraron no estar aptos para vestir la camiseta de Quilmes en esta instancia y el entrenador cometió errores imperdonables: pero esto será parte de otro análisis.

SEBASTIAN KERLE

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