«Soy bombero las 24 horas del día»

El suboficial Gerardo Rojas y una ejemplar acción que recorrió el país: sin protección y fuera del horario de servicio, salvó de las llamas a una anciana postrada

Los bomberos arriesgan constantemente su vida trabajando en su deber de calmar los incendios. Sin embargo, no solo se enfrentan al fuego, sino que, en su labor, existen otras dificultades. Se someten a intensos humos, se exponen a derrumbes y, en muchas oportunidades, su tiempo de actuar es limitado. Por todo lo ello, poseen una vestimenta compuesta por cascos, chalecos, botas y guantes, entre otros elementos de seguridad.
El miércoles 21 de agosto ocurrió un importante incendio en la calle Alison Bell al 4000. Una señora de 88 años quedó atrapada en su casa en llamas, dentro una habitación. En un accionar heroico, un bombero de la Central quilmeña, fuera de su horario de turno, ingresó sin protección para salvarle la vida.
«Soy bombero las 24 horas del día, todos los días del año y cuando te notifican que hay una persona atrapada en medio de fuego, se te mueve el piso. No dudé en ingresar a pesar de no tener los elementos necesarios», aseveró Gerardo Rojas, suboficial del destacamento del distrito, quien en octubre cumplirá 30 años de servicio.
Al llegar a Cuenca y Hernández, mientras manejaba su camioneta acompañado por su hijo, a quien había retirado del colegio, Rojas se enteró por la radio del Cuartel Central que cerca de donde él se ubicaba, se incendiaba un domicilio. Y no lo pensó ni un segundo; instantáneamente se dirigió hacia allí.
«Para no hacer interferencia realicé un llamado desde mi celular y le comuniqué a la Guardia del Cuartel Central que desplazaran la unidad, que yo estaba cerca del lugar. Cuando llegué, me encontré al personal motorizado. Ellos ya habían hablado con el nieto de la señora y cuando el nene nos informó que su abuela estaba dentro del hogar, les anuncié que iba a ingresar», explicó el rescatista.
«Cuando procedí a entrar, retrocedí debido a la alta temperatura y el humo que había en la casa. Salí y les pedí a los policías que me prestasen una linterna. Una vez que la tuve en la mano, entré de nuevo. Ubiqué la primera habitación y la señora no estaba allí. Volví para atrás y observé un resplandor grande en otra parte del domicilio. Abrí la puerta y la encontré desvanecida al lado de la heladera. Le toqué el hombro, ella gritó y en ese instante la retiré del lugar», detalló Rojas.

Un salvador

La abuela de 88 años es hipertensa y se encuentra hospitalizada en la Clínica Calchaquí debido a la derivación de su obra social. En primera instancia había sido trasladada, a través de la ambulancia del SAME, al hospital de Quilmes, ya que sufrió heridas en las vías respiratorias.
En modo de agradecimiento, la hija de la víctima se acercó al cuartel a felicitar al suboficial, el salvador de su madre.
El bombero, en diálogo con El Sol, confesó que, una vez dentro de la casa, solo pensó en su misión de salvar a la abuela. «Los bomberos tenemos un juramento. Estamos preparados y capacitados. Existe una academia y siempre nos estamos instruyendo. Si lo tuviese que hacer de nuevo, lo haría sin dudarlo».
Además, detalló los minutos posteriores al rescate: «cuando salí, me dirigí a mi camioneta, abrí la puerta, miré a mi hijo y lo abracé con lágrimas en los ojos. Él tiene 10 años y entiende todo. Minutos después me felicitó y en ese instante volví a llorar».
Mientras la señora se encuentra internada y el hogar destruido por dentro, Gerardo Rojas solo inhaló humo, el cual no le afectó y salió ileso de su rescate.

 

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