Víctor Blanco, el gallego que preside Racing

Recordó sus raíces: en 1951 llegó al país desde Galicia de la mano de sus padres y cuando tenía 30 años fue dirigente de Español. Hoy es mandamás de la Academia

En un tiempo donde la cuarentena condiciona la vida de las personas, nos adentramos en la vida de Víctor Blanco, aquel niño que con apenas 5 años llegó desde España de la mano de sus padres, forjó una vida en nuestro país y actualmente es el presidente de Racing.
-¿Qué recuerda de su aldea en Campaña-Valga de Pontevedra?
-Mi casa, los vecinos, la capilla que estaba casi pegadita a mi casa, eso no se borra más. De chico me encantaba el camino cruzando las fincas para ir de mi madrina. A medida que pude, ir empecé a viajar todos los años para la fiesta del Santiago Apóstol.
-¿Fue una decisión de sus padres el emigrar a la República Argentina?
-En realidad como mi abuela se había casado con un argentino quería que la familia estuviese toda junta. Aunque mi papá no estaba muy convencido terminó acompañando a mi madre y nos vinimos los tres. Los primeros años fueron muy duros y siendo jóvenes mis padres extrañaban mucho a sus amigos.
-Los españoles que llegaron al país fueron muy emprendedores…
-El gallego y el asturiano venían con mucho afán de trabajar, sin horarios. Era gente buscada por las empresas porque llegaron para esforzarse y no pasar el tiempo. Poco a poco intentaron independizarse y crecer…
-¿Se planteó volver a su tierra?
-Siendo adolescente en mis sueños estaba el poder regresar, pero empecé con un negocio gastronómico, me casé, tuve tres hijos y se hacía muy difícil mudarse con la familia a Galicia.
-¿Cómo encontró su aldea la primera vez que la visitó?
-Fue en 1968 y me la imaginé tal cual, pero muy mejorado los caminos, las viviendas de mis amigos. El pueblo gallego es muy acogedor y en mis posteriores visitas veo que es un lugar, como la plaza del Obradoiro, donde recargo energías, me relaja, me sienta bien y me ayuda a ver más de cerca mis raíces.
-¿Qué valores siempre ha defendido?
-Los que defendemos toda la gente de bien, como es la responsabilidad, el compromiso, la seriedad y la credibilidad son valores con los cuales me ha ido bien en la vida y fueron mi fuente de crecimiento.
-Muchos piensan que nunca jugó al fútbol…
-Al poco tiempo de vivir aquí, un hermano de mi madre me llevaba mucho a la cancha, pero tampoco vivía tan pendiente. Sin embargo, cuando estaba con los amigos me gustaba jugar de 9.
-Más tarde incursionó de otra manera en el mundo del fútbol…
-A los 30 años fui dirigente en Deportivo Español, fundado en su mayoría por la colonia gallega y subimos a Primera División. Fueron cinco o seis años, me tocó estar en esa época dorada del club. Luego me alejé del ambiente del fútbol y reaparecí en Racing.
-No fue casual su llegada a Racing…
-No lo tenía en mente, pero un día mi hija me presentó a un directivo y aunque no estaba metido en el mundo político del club me insistieron que fuera como vicepresidente segundo, creando un trinomio que luego ganó las elecciones. Con el correr del tiempo y por distintas cuestiones (Gastón) Cogorno y (Rodolfo) Molina discuten y presentan la renuncia. Esa también era mi intención, pero el club iba a ser intervenido y el equipo peleaba el descenso. De la cantidad de socios que nos votaron, creo que me conocerían unos 200 y como no les podía fallar a ellos, asumí esa responsabilidad de presidir el club. Costó un poco, pero fuimos cambiando, ordenando la economía del club que estaba en bancarrota y empezar a darle seriedad. Hoy Racing es un club conocido en Europa y donde juegan varios de los que llamo embajadores, salidos de la cantera que es donde seguimos apostando y es el futuro del club.

Fabián Clinaz
Especial para El Sol

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