El defensor Rodrigo Moreira se entrenó por última vez con el plantel Cervecero y luego pasó por la sede de Guido y Paz para rescindir el vínculo con la institución.
En su despedida, Moreira se mostró apenado, porque según su visión no se reconoció su esfuerzo para recuperarse de la lesión que lo tuvo siete meses y diez días afuera del campo de juego.
«No se valoró el esfuerzo que hice yo para volver de manera anticipada de la lesión. Me dolió. Volví en el momento que estaba el club y que no había centrales, sin una preparación, sin una pretemporada. Antes de jugar había entrenado dos semanas seguidas. Solo había jugado un partido en Reserva y me metieron a la cancha y a rendir. Luego vino la cinta de capitán y obligaciones tras obligaciones», señaló el zaguero.
Agregó que «físicamente no estaba bien, estuve siete meses afuera de las canchas y no es joda. No se valoró el esfuerzo. Con Chicago incluso jugué con una sobrecarga muscular y me entregué al máximo. Tengo la conciencia tranquila de que siempre di lo mejor».
También reconoció que «los últimos cuatro o cinco partidos fui flaqueando y el equipo también. Soy autocrítico pero realista. No fue un año bueno para todos. Tiene que servir de aprendizaje y no repetir errores. La próxima vez si me lesiono, ¿para qué me voy a apurar?».
Concluyó: «fue un paso positivo, sobre todo lo que ocurrió el primer año. Hasta hubo gente que llegó a tatuarse mi cara. Fueron años intensos: uno muy positivo y otro muy negativo».
Sobre la dura acusación que recibió por Twitter de un directivo de Quilmes, trasladó el tema a la Justicia. «El muchacho ese que ni sé quién es dijo barbaridades, metió al club y no está bueno ni para mí ni para nadie. Como soy una persona pública explotó por todos lados. Estuvo muy mal. Quiso lastimar y terminó embarrando al club y a una persona que no tiene nada que ver».
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