Columna de Opinión: El Capital y sus Siete Pecados

Se me mezclan las palabras y de la tan conocida titulación de los Siete Pecados Capitales, me surge que en todo caso será el capital quien sostiene sus siete pecados.
El propio Tomás de Aquino decía que «los pecados o vicios capitales son aquellos a los que la naturaleza humana está principalmente inclinada». Un vicio capital es aquel que tiene un fin excesivamente deseable, de manera tal que en su deseo, un hombre comete muchos pecados, todos los cuales se dice son originados en aquel vicio como su fuente principal.
Lujuria. Pereza. Gula. Ira. Envidia. Avaricia. Soberbia. La gran mayoría tiene sustento en el amor, o mejor dicho deseos de posesión (lujuria, gula, avaricia y soberbia). Pero la otra gran parte a las carencias o frustraciones (pereza, ira y envidia).
Para mí sin ninguna duda los famosos pecados son una creación directa del Capital. Una conjugación casi perfecta de relaciones de dominación entre clases. Un aspecto, en este siglo, casi natural del ser humano.
Todos tienen un sustento digno de estudiar, pero el resultado de uno de ellos me ha inquietado siempre porque es una circunstancia imposible de soslayar para mí, y es la traición. Desde ese parámetro es que voy a su fuente, y una de ellas es la envidia. Quizás el pecado más perverso de todos. Porque, ¿en qué cabeza cabe que me ponga mal porque a alguien le vaya o le pueda ir bien?
Siempre lo he dicho, existen en el ser hombre político dos grandes debilidades que son la paranoia y la vanidad, pero a lo largo de circunstancias que me van pasando creo que cercano a mis 50 años tengo que agregar la envidia.
Al principio no lo podía creer. Quién era para dar envidia a otros si el capital era algo que no estaba en mis manos. Pero la envidia lo puede todo, ya que pueden no envidiarte una virtud; justamente es tan alocado el sentimiento que podría envidiarte una psicopatía extrema.
Pero la envidia hace que la gente muestre lo peor de sí. Un sentimiento perverso y retorcido que solo podría habitar en los mediocres y que sigue rondando en pos de una posición que en lo mediato solo tiene que ver con la acumulación de capital.
Es por eso que después de haber caminado algo y ayudado a más de uno, tengo que coincidir con mi psicólogo Jorge que los favores se pagan. Y en mi biblioteca cada vez quedan menos fotos, porque el desmorone de caretas viene perfectamente proporcional con el crecimiento de mi imagen; y es así que cuando miro mi parte banal y casi ególatra, solo veo las fotos de mi familia, de mi inolvidable secretaria Gabriela Ponte o mi amigo Alberto Montaldo. Los demás aún siguen en el reino de los vivos así que no me apresuro ya que también pueden envidiar.
Mi saludo fraternal. Walter.

Por Walter Di Giuseppe
Abogado. Miembro Fundador de IQ (Identidad Quilmeña)

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