Columna de Opinión: La fábula del traidor

El escorpión y la rana es una fábula de origen desconocido, aunque generalmente atribuida a Esopo. En ella un escorpión le pide a una rana que le ayude a cruzar el río prometiendo no hacerle ningún daño. La rana accede subiéndole a sus espaldas pero cuando están a mitad del trayecto el escorpión pica a la rana. Ésta le pregunta incrédula «¿cómo has podido hacer algo así?, ahora moriremos los dos», ante lo que el escorpión responde: «no he tenido elección, es mi naturaleza».
La moraleja de la historia suele ser considerada en general de la manera siguiente: «no trates de engañarte con alguien creyendo que es o puede ser igual que tú; hay personas que sacarán su maldad sin importarles las consecuencias de sus actos, ni dañarse incluso a sí mismos».
Este es el triste relato que me queda de mi pasado domingo de internas partidarias, como aquellos a los que una vez les tuve respeto y me rendían honor en su trayectoria se me fueron derrumbando a lo largo de conocerlos y mucho más cuando vieron que, tal cual enorgullecería a personas como Platón, el alumno superó al maestro.
Sin embargo la historia se repite y lejos de tener a un gremialista como maestro, sí creo haber ocupado el lugar de Aristóteles, ya que luego de la gran frase de Platón él -Aristóteles- tuvo la suya propia al decir: «soy amigo de Platón, pero más amigo de la verdad».
Esta es la realidad de los que abrazamos la causa nacional y popular del mayor movimiento argentino que es el peronismo y, como la única verdad es la realidad, soy más amigo de la verdad que de las personas y por ello puedo ver las traiciones que afloraron a lo largo de mis pasos. Traiciones que no hacen más que ratificar lo que eran y que las caretas, al igual que las mentiras, no se pueden sostener por mucho tiempo; porque la moraleja toma fuerza y demuestra que es la naturaleza de algunos indignos.
Igualmente puedo darle otra interpretación a la fábula y ver que la ambición de algunos es tan desmedida que no tienen empacho en destruir las propias circunstancias que los mantienen a flote. Así pretenden justificar cargos de por vida y hasta transar con los peores enemigos en pos de perpetrarse en el poder.
Ya me vieron en otras circunstancias parafrasear al filósofo contemporáneo catalán Joan Manuel Serrat y hoy solo me resta decir que: «entre esos tipos y yo hay algo personal».
Mi saludo fraternal. Walter.

Por Walter Di Giuseppe
Abogado. Miembro Fundador de IQ (Identidad Quilmeña).

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