Columna de Opinión: Prevención y Seguridad Ciudadana

Todos los días nos enteramos a través de los medios de comunicación de hechos delictuales trágicos, arrebatos, asesinatos, muertes absurdas y un sinfín de robos de todo tipo y con mucha violencia cometidos por individuos o bandas, algunos de los cuales prontamente recuperan su libertad. De acuerdo a la modalidad los llaman motochorros, autochorros o patachorros. Da la impresión que circulan y deambulan con llamativa tranquilidad buscando una presa, como que salen a cazar y los cazados somos nosotros.
Una nena de 13 años con heridas graves por un disparo de un delincuente para robarle el celular, un chofer de colectivos al que matan luego de haberle sustraído su vehículo, un padre que deja a su hija en el colegio donde luego de robarle el auto le efectúan un disparo, la enumeración de hechos trágicos puede seguir hasta el cansancio. Y al mismo tiempo jueces denunciados por otorgar salidas de la cárcel a peligrosos delincuentes y agresores sexuales y un policía que dirigiéndose a su trabajo interviene ante un robo y agresión a puñaladas a un turista, que por herir a uno de los delincuentes es encarcelado durante cuatro días en condiciones precarias. Luego fue liberado, seguramente por la presión ejercida por la opinión pública a través de la prensa y las redes sociales. Estamos «bien», los que nos cuidan presos y los delincuentes en libertad. El país del revés por lo absurdo y bizarro.
Cuando propuse que una de las formas de prevención para evitar este tipo de hechos era controlar el acceso y egreso a las villas (lugares que por sus características de edificación, falta de iluminación, pasillos estrechos, etc. son los preferidos por los delincuentes para ocultarse y al mismo tiempo amenazar a sus vecinos para que no los delaten) recibí todo tipo de críticas. Lo dije y lo sostengo con criterios objetivos, no subjetivos y menos aún discriminatorios. El estado ni siquiera sabe si eso funcionaría ya que no lo hizo nunca, excepto en dos o tres complejos habitacionales.
Se trabaja confeccionado los mapas del delito, se delimitan zonas rojas de acuerdo a la cantidad de hechos y horarios y se obtiene una información bárbara. Se refuerza la zona, pero el delito es dinámico, se mueve, muta, varía sus formas y modalidades y el ladrón elige el lugar, el momento y la oportunidad. Resulta que ante ello las zonas rojas van cambiando y la Policía siempre detrás, nunca adelante.
Debería confeccionarse un mapa del delito pero al revés, delimitar las zonas rojas de acuerdo a dónde residen los delincuentes y efectuar controles viales para reducir al máximo su capacidad de movimientos y traslado de armas y objetos robados (algunos grandes y visibles como los autos y motos). Es lógico suponer que las armas las llevan consigo y que los coches y motos con los que roban no son de su propiedad. Sería una forma de estar delante del delito, no atrás.
Si a ello le sumamos mayor presencia policial, especialmente en horas nocturnas (de noche se ve poca policía) y algunos controles vehiculares en las rutas de salida y escape de las bandas, seguramente el delito bajará por acciones preventivas. La Policía debe estar delante del delito y no corriéndolo de atrás.

Por Mario Naldi

Comisario Mayor (RE) de la Policía de la Provincia de Buenos Aires.
Presidente de Global Solutions Consultora Integral SA.
mario.naldi@globalsolutions.com.ar

El comisario mayor (R) Mario Naldi
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