Columna de Opinión: Tiro a la paloma

El observar las escenas de violencia planificada que se dieron frente al Congreso Nacional durante el tratamiento de la ley de Reforma Previsional, por parte de personas que sólo fueron a eso, a generar desmanes, agresiones, robos, destrozos, incendios y lesionar a integrantes de las fuerzas policiales (no les importaba mucho si alguno moría o tal vez era su intención que ello sucediera) y también a periodistas, me hizo reflexionar sobre algunas cuestiones del manejo de los operativos de prevención.
La semana pasada la sesión fue custodiada por distintas fuerzas de seguridad nacionales, donde también los mismos violentos fueron con iguales intenciones y por lo tanto se produjeron disturbios. A posteriori una diputada, entre otros, salió a criticar lo que consideraba un «excesivo operativo» para proteger al Congreso. Se decidió que la custodia la realizara la recientemente creada Policía de la Ciudad.
Antes de ello, una Jueza de la Ciudad y por un amparo presentado por legisladores de la oposición, hizo lugar al mismo e impartió una serie de pautas operativas que debía cumplir la Policía en salvaguarda de los manifestantes. No abundaré en detalles ya que no deseo volver a sorprenderme al leer nuevamente su resolución. Es la misma que en un reportaje manifestó «me encanta hacerme la ridícula», algo que dejó en claro con su resolución.
Luego los violentos delincuentes marcharon al Congreso y se encontraron con una Policía que con vallas les impedía el paso. Comenzaron entonces a lanzar andanadas de piedras, proyectiles de acero y vidrio con gomeras, botellas de vidrio, bombas de estruendo con improvisados lanzadores y un sinfín de objetos contundentes. La Policía se limitaba a poner su cuerpo, ante la orden de no hacer cesar el delito, algunos de ellos sin elementos de protección y otros con cascos y escudos no muy apropiados para el evento de las piedras (se observaron viseras y escudos perforados). Da vergüenza volver a ver esas imágenes donde los policías, impávidos y estáticos, recibían una lluvia de cascotes.
Resultado: 88 policías resultaron heridos. El Secretario de Seguridad de la Ciudad no quiso dar a conocer el número de efectivos que participaban del operativo. Si estimamos que lo hicieron unos 600, tendríamos que el 14 % de los afectados sufrieron lesiones. No es un buen número. La Policía se llevó la peor parte.
Sería bueno que los jueces se centren más en investigar sobre estos delincuentes, quién los financia, quién los entrena y adiestra en el arte del ilegal combate callejero, quiénes son sus jefes y organizadores, si los vehículos en que se trasladan son lícitos, qué intención desestabilizadora los alienta, etc. y luego darle tratamiento de organización delictual. No los podemos confundir con los que ejercitan su derecho a la legítima protesta en forma pacífica.
Pero parece que a algunos de ellos, al igual que a políticos devenidos en recientes expertos en seguridad y a cargo de la misma, les gusta más el impartir erróneas pautas de procedimiento en los operativos de prevención.
Como dice el dicho, «zapatero a tus zapatos».

Por Mario Naldi
Comisario Mayor (RE) de la Policía de la Provincia de Buenos Aires.
Presidente de Global Solutions Consultora Integral SA.
mario.naldi@globalsolutions.com.ar

El comisario mayor (R) Mario Naldi
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