La crisis económica en Argentina continúa profundizándose, con un impacto significativo en el consumo y en la vida diaria de las familias. Las empresas del sector alimenticio han comenzado a ofrecer explicaciones «psicológicas» para el descenso en el consumo, señalando que el gasto limitado de los consumidores podría estar motivado por una percepción general de incertidumbre económica.
En el Conurbano bonaerense, la crisis económica está arrastrando incluso a figuras políticas destacadas como Javier Milei, cuya administración enfrenta crecientes desafíos para mitigar el impacto económico. Los bancos y el empresario Marcos Galperín han pasado de competir por financiar bienes duraderos a disputarse el escaso gasto básico de las familias, reflejando la gravedad de la situación.
Además, preocupa la creciente cantidad de mercadería que se vence en las góndolas debido a la baja rotación de productos. En los barrios, las ventas mínimas se están realizando a crédito, un indicador más de la crisis que afecta a los hogares. La combinación de estos factores sugiere que la crisis económica sigue golpeando con fuerza, afectando tanto el consumo como la estabilidad financiera de los ciudadanos.