El barbijo se ve en todos lados

Se generalizó en el centro del distrito el uso del tapabocas y nariz antes de que entre en vigencia el decreto que lo declara obligatorio. Sin embargo, a pesar de la cuarentena, hay un mayor movimiento en bancos y oficinas de atención al público

Se generalizó en Quilmes el uso de barbijos en una cuarentena que comenzó a relajarse en el centro de la ciudad por la apertura de bancos, algunos comercios y organismos públicos, donde se registran largas colas y se respeta el aislamiento social.
Recién el lunes será obligatorio el uso del barbijo en el territorio bonaerense, a partir de un decreto del gobernador Axel Kicillof, pero Quilmes parece haberse anticipado.
Solo unos pocos se animaron a salir a la calle con la cara descubierta en tiempos donde se recomienda el uso de tapabocas y nariz para evitar la propagación del coronavirus.
En un supermercado de la avenida Hipólito Yrigoyen, a pocas cuadras de la estación, se registraba en la mañana de este jueves una cola de una cuadra y media, con esperas de hasta una hora.
Allí, todos los clientes utilizaban tapabocas y aguardaban con calma su turno para ingresar a realizar las compras. El personal de seguridad informó que cada quince consumidores que salen, se deja a ingresar a otros quince. La medida es aceptada por los ciudadanos, que se resignaban con paciencia en una mañana fresca como la del jueves.
Frente al centro comercial, la escena se repetía en el Correo Argentino, que solo permite el ingreso de cinco personas para realizar diferentes trámites.
En un Pago Fácil de Videla y San Martín la fila ocupaba toda la cuadra. Una señora sentada en un escalón del comercio comentó que llegó a las 5 de la mañana para pagar sus facturas y que no ingresaba ninguna persona porque «como todos los días» se había caído el sistema.
Esa situación no hizo que la cola disminuyera y los lugareños permanecían firmes en la cola, a la espera de su turno.
El principal movimiento se dio en los bancos, que esta semana implementaron un sistema por turnos para atender a los clientes. En las entidades crediticias la Policía se encarga de organizar las filas pero la espera, en todos los casos, es larga y ordenada.
La sensación de una cuarentena «relajada» solo se da en el centro de Quilmes, donde a pesar de que la gran mayoría de los comercios están cerrados, en el Paseo Rivadavia se veía a una gran cantidad de vecinos transitando.
Allí, empleados municipales repartían folletos para informar sobre las medidas de prevención del dengue, otra enfermedad que preocupa en el distrito, y ofrecían alcohol en gel.
En los colectivos se respeta la obligación de no llevar pasajeros parados y sigue siendo notoria la poca cantidad de personas que circulan en el transporte público.
Lejos del casco céntrico sí se percibe el respeto del aislamiento obligatorio que, según el ministro de Seguridad Sergio Berni, llegaba en el territorio bonaerense a un cumplimiento de hasta un 70%.
La ribera, por ejemplo, estaba este jueves vacía a pesar de que el mediodía fue soleado con una temperatura agradable.

Los vecinos esperan con paciencia que vuelva a funcionar el sistema de Pago Fácil (foto Silvana Livigna)
Las colas para ingresar a un supermercado son de hasta una hora, pero pocos se quejan
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