A dos semanas de la decisión del Gobierno de reducir los derechos de exportación a los principales productos agrícolas exportables, los resultados obtenidos están lejos de satisfacer las expectativas oficiales. Lejos de generar un boom de exportaciones, las cifras registradas se mantienen en niveles similares a los previstos antes de la medida.
Desde el jueves 23 de enero hasta este viernes 7 de febrero, las declaraciones juradas de exportación de soja (harina y aceite), maíz, trigo y cebada alcanzaron un valor FOB de apenas 742 millones de dólares. Este monto, que engloba los productos clave del complejo agroexportador, no representa un cambio significativo respecto a lo proyectado antes de la reducción de retenciones, lo que pone en duda la efectividad de la política implementada.
El objetivo del Gobierno al reducir los derechos de exportación era incentivar las ventas externas y mejorar la competitividad del sector agropecuario, en un contexto de urgencias fiscales y necesidad de divisas. Sin embargo, los primeros resultados sugieren que la baja de retenciones no ha sido un incentivo suficiente para dinamizar el comercio exterior de granos y derivados.
Desde el sector agroexportador señalan que las decisiones de comercialización dependen de múltiples factores, entre ellos, la evolución del tipo de cambio, la demanda internacional y las condiciones climáticas que afectan la cosecha. En este sentido, algunos analistas advierten que la reducción de retenciones no garantiza un aumento inmediato en las exportaciones, sino que su impacto podría reflejarse en el mediano plazo.
A la espera de nuevos datos que permitan evaluar con mayor precisión el efecto de la medida, el Gobierno enfrenta el desafío de sostener su estrategia económica en un escenario en el que las expectativas y la realidad parecen estar desfasadas.
