El perro Bruno, clave en un caso

El can rastreador de la Policía fue determinante para hallar a una joven de Solano que estuvo desaparecida el fin de semana. La encontraron en la casa de su primo

Personal de la seccional Quilmes 4ª (San Francisco Solano), al mando del subcomisario Ricardo Ruiz, con la excluyente colaboración del perro rastreador Bruno, lograron hallar a una menor que se había fugado de su casa durante el fin de semana.
Esta historia comenzó el 7 de abril, cuando la madre de la joven de 17 años denunció en la sede policial que en la madrugada, tras una discusión, había dejado a la menor en la casa de una amiga.
Pero pocas horas después, al volver al domicilio de la amiga, constató que su hija se había retirado del lugar, desconociendo el paradero de la misma. Como si eso fuera poco, tampoco sabía con qué vestimenta estaba en ese momento. Asimismo, refirió que no es la primera vez que la causante se ausenta de la vivienda en virtud de poseer problemas de conducta.
Así fue que comenzaron amplias tareas de investigación del personal del Gabinete Criminológico, en las que contó con la colaboración de otras comisarías, quienes fueron abocados con familiares junto a grupos de la DDI Quilmes para realizar rastrillajes por diversas zonas. También se requirió la intervención de la Secretaría de Inteligencia Criminal de Quilmes, personal del Comando de Patrulla Quilmes Oeste y Cíber Crimen Berazategui, quienes colaboraron con el desbloqueo de la página de Facebook de la menor, la cual se hallaba encriptada.
Pero a la vez se tuvo presente al perro rastreador Bruno, que posee más de 150 casos resueltos y participación en otros 30 que tuvieron relevancia en los medios nacionales de difusión, con la intención de hallar a la menor desaparecida.
Bruno, que tiene 4 cuatro años, es de raza Weimaraner y es el único en la provincia por su olfato súper desarrollado, llegó proveniente de la Secretaría de Seguridad de Escobar, junto a su instructor Diego Tula y el auxiliar Maximiliano Alegre.
Ellos procedieron a realizar su labor en el último domicilio donde estuvo la menor. Desde allí comenzó el seguimiento de los rastros, los cuales fueron marcados por Bruno, realizando varias cuadras del domicilio, llegando a una zona donde existían cámaras de seguridad de algunos comercios, los cuales tomaron el momento en que la menor se desplazaba a pie en compañía de un joven masculino abrazados, lo que denotaba claramente que en ningún momento fue llevada por la fuerza, sino por propia voluntad.
Ya confirmado que se hallaban con el rastro correcto, se prosiguió con el seguimiento por parte de Bruno, lo cual se extendió por varias cuadras hasta salir del partido y llegar a una vivienda en Florencio Varela, sita en la zona de las calles Facundo Quiroga y 10.
La casa fue marcada por el perro rastreador como el lugar en donde se hallaría la menor, siendo un dato absolutamente certero, ya que al indagarse en el inmueble se constató la presencia de la misma. El domicilio era el de un primo de la chica, con quien estuvo todos estos días y gracias al labor del personal policial y en especial del rastreo del can Bruno se pudo resolver el caso.
La menor se halló en perfecto estado de salud y estaba en el lugar por su propia voluntad, siendo las causales una afinidad hacia su primo la cual era desconocida por su progenitora.

Con la llegada de Bruno se aceleró la investigación y se resolvió el caso
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