Fecha: 16 de agosto de 2024
La Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) pronostica una disminución del 21% en el área sembrada de maíz para la próxima campaña agrícola, equivalente a 2 millones de hectáreas. La incertidumbre climática y el impacto de la plaga de la chicharrita son los principales factores detrás de esta significativa reducción.
Un reciente informe de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) advierte sobre una inminente reducción en la siembra de maíz para la próxima campaña agrícola, que podría alcanzar un 21%, o lo que es lo mismo, 2 millones de hectáreas. Este descenso se perfila como uno de los más pronunciados en los últimos 17 años para este cereal, reflejando una tendencia preocupante en el sector agrícola.
El informe destaca que la disminución en la superficie sembrada se debe en gran medida a la creciente incertidumbre climática y al impacto adverso de la plaga de la chicharrita. La chicharrita, un insecto que afecta la salud de las plantas de maíz, ha causado estragos en varias regiones, lo que ha generado una preocupación generalizada entre los productores.
«La magnitud de esta reducción no tiene precedentes en casi dos décadas», afirma el estudio, subrayando que, si se concretan las intenciones de siembra actuales, sería la primera vez en 17 años que se observa una caída de esta escala en el área destinada al maíz.
La incertidumbre climática también juega un papel crucial en la decisión de los agricultores. Los cambios en los patrones de lluvia y las condiciones meteorológicas impredecibles han incrementado el riesgo asociado con el cultivo de maíz, llevando a muchos productores a reconsiderar sus planes de siembra.
El impacto de estas circunstancias podría tener consecuencias significativas para la producción y el mercado de maíz, afectando tanto la oferta como los precios del cereal. La reducción en la superficie sembrada puede llevar a una menor cosecha y, potencialmente, a un incremento en los precios debido a la oferta limitada.
Las autoridades y los expertos agrícolas están monitoreando de cerca la situación, a la espera de medidas que puedan mitigar los efectos de la plaga y las incertidumbres climáticas. Mientras tanto, los productores enfrentan un período de ajuste y adaptación en un entorno agrícola cada vez más desafiante.