Magia denota esperanza

Columna de opinión

Para aquellos que tenemos hijos chicos hay un trabajo adicional en estas fechas y quien no los tiene tan chicos quizás lo siga manteniendo en sobrinos, nietos o cualquier niño que tenga cerca.
Una fecha especial. Ciertamente tan especial que nada tiene que ver con la posibilidad de comprar algún producto sino recrear una fantasía para que no se pierda la magia.
Lo disfruto maravillosamente porque tres de mis cuatro hijos todavía están en esa etapa donde el, no sé por qué, gordo reaviva la creencia necesaria de subsistencia humana que es la fe.
La magia penetra las paredes, puertas, ventanas y hasta corazones cerrados que solo reconocen la existencia de otros seres imaginarios como por ejemplo el hombre de la bolsa.
Es creencia de antaño o metodología de otros tiempos para reprimir a los niños de sus picardías o diabluras, y por suerte van desapareciendo, o en el peor de los casos, mutando; pero quien a lo largo de los años sigue inalterable es ese abuelo –nono en mi caso- de gran barba blanca, gorro rojo y pompón con un atuendo se similar característica que lo hace completamente adorable, como un peluche de paño para apretar.
La magia comienza con una carta y esas notas tienen la esencia de lo más importante: la esperanza.
Estamos tan absortos e incrédulos que se nos hace difícil tener una visión clara de que todo va a mejorar. Pero no para ellos. La propia carta es mágica.
Los poderes sobre naturales que cargan crean un universo que se sostiene la ilusión de que todo es posible.
Tener fe es un don y al igual que la imaginación son la columna vertebral del alma. De ellas provienen la fuerza y la creatividad. De ellas estalla, como un big bang, la esperanza.
Se acerca el mejor momento del ano, con sus hechizos occidentales, ya que las costumbres nos tienen modismos como la nieve, las nueces, el turrón, el pan dulce y demás situaciones que se asimilan al frio y no al verano sobre el cual vivimos estas fiestas.
Las casas de disfraces se preparan para todos aquellos que recrearan la magia de la llegada del panzón. Otros ya tenemos el disfraz guardado y hasta el almohadón con que transformaremos nuestro abdomen en una gran barriga.
Este ano quizás no tengan muchas cosas que los estimule a creer. Reconozco que muchos no nos conocemos y solo nos cruzamos cuando leemos estas páginas del diario; pero si me han seguido y me tienen alguna cuota de confianza no dejen de permitirse absorber la magia que solo se da en este 24 a las 0 horas, cuando disfrazados de alguien que brindara esperanza vean los ojos de algún niño que delante de Uds. los vera como realmente son, la posibilidad cierta de que todo es posible.
Mi saludo fraternal y que tengan una feliz navidad. Walter.

Por Walter Di Giuseppe
Abogado. Miembro Fundador de IQ
(Identidad Quilmeña)

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