A pesar de las protestas de excombatientes de Malvinas y la falta de recepción oficial por parte del gobernador Gustavo Melella, Milei y su equipo se presentaron en el fin del mundo para una reunión con Richardson, quien había llegado al país para abordar temas sensibles sobre la presencia china en la región.
La presencia de una bandera estadounidense en la base naval de Ushuaia marcó el inicio de la visita de Richardson, colocada por militares argentinos como gesto de bienvenida. Este hecho desató una serie de especulaciones y tensiones, especialmente debido al interés de China en financiar la construcción del Polo Logístico Antártico en Tierra del Fuego, un proyecto que ha despertado la preocupación de Estados Unidos.
El viaje de Milei y su comitiva se realizó en un vuelo intempestivo, sin previo aviso al gobernador Melella, y tuvo como objetivo lograr un encuentro con Richardson para reafirmar los lazos de alineamiento con Estados Unidos. A pesar de llegar con retraso, Milei aprovechó una conferencia de prensa nocturna para elogiar a Estados Unidos y ratificar el compromiso argentino con la alianza estratégica.
El encuentro entre Milei y Richardson estuvo marcado por la firma de un acuerdo para la compra de aeronaves de guerra a Dinamarca, una medida que rompe con acuerdos previos que involucraban a China. Esta decisión refleja un intento por parte del gobierno argentino de alinearse con los intereses de Estados Unidos, especialmente en medio de tensiones geopolíticas en la región.
A pesar de las críticas y la controversia, Milei persiste en su postura de fortalecer los lazos con Estados Unidos, incluso en detrimento de relaciones comerciales con otros países. Este episodio subraya la compleja dinámica geopolítica en la región y el papel de Argentina en un escenario marcado por tensiones entre potencias mundiales.
