En marzo de 1988, Alberto Olmedo estaba en la cumbre de su popularidad gracias a sus exitosos programas de televisión y porque noche tras noche lideraba largamente la taquilla del teatro marplatense con la obra «Eramos tan pobres».
La noche del viernes 4, el Negro había quedado en encontrarse con Nancy Herrera, su gran amor, para retomar una relación que se había truncado un año antes cuando ella mantuvo un affaire con el conocido Cacho Fontana.
Cuando llegó al departamento del piso 11 del edificio Maral 39 de Mar del Plata, Nancy lo estaba esperando. Había un mensaje en el espejo: «Te amo», decía. La reconciliación entre ambos era un hecho, champagne de por medio. Nancy estaba embarazada de dos meses. Esperaba un hijo suyo. Se lo contó y siguieron el juego de la reconciliación. Había alcohol y cocaína…
«¡Me caigo, mamita, me caigo! ¡Agarráme la pierna! ¡Agarráme la pierna!». Eran las 8.30 del sábado 5 de marzo de 1988. Olmedo se había asomado al balcón y cruzado la pierna por la baranda. «¡Yo te agarro, papito, te agarro! ¡Pero no puedo, no puedo, no puedo!».
Los vecinos del piso 12 fueron testigos del hecho y esto fue lo que declararon a la Policía. El Negro estaba con el torso desnudo, un jean azul y unas botas tejanas.
El juez determinó que fue un accidente. Olmedo cayó en el jardín del edificio y su cuerpo rebotó hacia la vereda. Nancy vio todo desde el balcón y nada pudo hacer…
El gran capo cómico argentino quedó inconsciente unos minutos hasta que, boca arriba y con los ojos abiertos, murió. Hoy se cumplen 35 años de aquel trágico accidente doméstico en el centro marplatense.
