Cada año se pierden 16 millones de toneladas de alimentos

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Cada año en la Argentina se pierden 16 millones de toneladas de alimentos, una cifra que podría alimentar a 24 millones de personas. Esta alarmante situación se da en un contexto de creciente pobreza y hambre, donde 6 de cada 10 niños no completan las cuatro comidas diarias, el 52,9% de la población vive bajo la línea de pobreza, y el 13,6% en indigencia, según el último informe del INDEC.

Además del impacto social, la recuperación de alimentos tiene un efecto positivo en el medio ambiente, al reducir las emisiones de dióxido de carbono y el desperdicio de agua.

Según datos de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, el desperdicio alimentario en el país representa el 12,5% de la producción total. Sin embargo, el escenario es aún más desalentador en el sector frutihortícola, donde el 45% de las frutas y verduras nunca llega a ser consumido.

«Estos datos son aún más alarmantes cuando los comparamos con la situación de inseguridad alimentaria que viven millones de argentinos. En nuestro país, la cantidad de alimentos que se tiran podría alimentar a 24 millones de personas, es decir, 10 veces la cantidad de personas en situación de indigencia», señala Santiago Ramos, presidente de Bancos de Alimentos Argentina, una red de organizaciones que busca mitigar el hambre a través del rescate y distribución de alimentos.

El trabajo de los Bancos de Alimentos: Rescatar para alimentar

Bancos de Alimentos Argentina es una organización civil que agrupa a 20 Bancos de Alimentos en todo el país, con la misión de rescatar alimentos aptos para el consumo humano pero que han perdido valor comercial, y distribuirlos entre las comunidades más necesitadas. 

En 2023, esta red logró recuperar más de 16 millones de kilos de alimentos, el 68% de ellos de alto valor nutricional, lo que se tradujo en 46 millones de platos de comida distribuidos a través de casi 4.500 organizaciones sociales.

«Nuestro trabajo se enfoca en ser un puente entre esos alimentos que no pueden ser vendidos y las personas que más los necesitan. Nos encargamos de clasificar y distribuir estos productos, asegurando que lleguen en condiciones óptimas a comedores y organizaciones sociales», explica Ramos. «En el 2023, logramos alimentar a más de un millón de personas, de las cuales el 70% son niños y adolescentes».

Además de su labor social, el rescate de alimentos tiene un impacto ambiental significativo. En 2023, la recuperación de frutas y verduras evitó la emisión de más de 2 millones de kilogramos de gases de efecto invernadero y ahorró más de 14 millones de metros cúbicos de agua. 

Estos beneficios subrayan la importancia de continuar con esta tarea no solo por el impacto social, sino también por su contribución a la sostenibilidad.

Natalia De Hinch, responsable de desarrollo de recursos de Bancos de Alimentos, destaca en conversación con Noticias Argentinas que se trabaja fuertemente en las zonas frutihortícolas de Tucumán, La Plata y Sierra de los Padres, rescatando alimentos que de otra manera se desperdiciarían: «Por ejemplo, este año logramos recuperar más de 300.000 kilos de limones que fueron distribuidos a diferentes provincias gracias a la coordinación entre los Bancos de Alimentos».

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