Con sectores «verdes» y «celestes», dos movilizaciones acompañan el debate

Con aplausos y pirotecnia el sector de los «verdes» celebró el inicio de la sesión especial de la Cámara de Diputados en la que comenzó a ser debatido el proyecto de legalización del aborto, mientras decenas de personas del sector «celeste», contrario a la interrupción voluntaria del embarazo, hicieron sonar los bombos al grito de «callate Massa», cuando el presidente de la Cámara baja abría el debate.

Tras aplaudir el Himno Nacional y lanzar pirotecnia al aire, las militantes «verdes» hicieron silencio y se acomodaron a la sombra para comenzar a seguir los discursos en una pantallas, bajo un calor agobiante.

Del otro lado de las vallas que separan a «verdes» y «celestes» y que partieron la Plaza Congreso en dos, cinco chicas hacían sonar el bombo al grito de «callate Massa», mientras algunas decenas mas, la mayoría hombres, se preparaban para seguir los discursos de los diputados en otra pantalla.

«Falacias, no es ninguna enfermedad, quieren matar humanos», gritaba una joven con un megáfono. A su lado, un hombre se concentraba en la lectura de una Biblia.

En tanto, Laura Salomé, integrante de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, dijo a Télam que vivió el arranque de la sesión «muy emocionada» y celebró «el techo alto» que dejó la discusión por la legalización del aborto en 2018, que se aprobó en Diputados y fracasó en el Senado.

«Retomamos con nuestra fuerza organizada, pero ahora vemos que hay voluntad política de que se apruebe la ley», añadió desde el stand de la Campaña debajo del escenario frente al Congreso.

La Cámara de Diputados comenzó a sesionar pasadas las 11:10 para tratar en una sesión especial los proyectos de legalización del aborto y del «Plan de los 1000 días» que establece una protección integral a la mujer embarazada y al niño hasta los primeros tres años de vida.

Los alrededores del Congreso de la Nación amanecieron con los sectores bien divididos entre «verdes» y «celestes», con personas ya movilizadas de uno y otro lado, de cara a lo que se prevé será una extensa e intensa jornada de debate en el recinto de la Cámara baja, donde se va a debatir la ley que busca que en la Argentina esté garantizado el acceso al aborto seguro y gratuito.

Como ocurrió en 2018, quienes apoyan la iniciativa, se instalaron en la esquina de Avenida de Mayo y Entre Ríos hacia el lado de Corrientes.

En tanto, en Rivadavia y Entre Ríos, en la otra esquina del Congreso, se ubican los celestes con su lema «salvemos las dos vidas». Allí también tienen su propio escenario y pantalla gigante.

A diferencia de lo que ocurrió en la votación de junio de 2018, esta vez no habrá un frío que cale los huesos sino todo lo contrario: verdes y celestes tendrán que soportar el calor de diciembre que hoy promete llegar hasta los 34 grados a las 16. Un camión de Aysa ya está instalado en la zona para repartir agua y también barbijos.

«Tenemos mucha expectativa, ya no hay mucho más para debatir, ya dijimos todo lo que teníamos para decir en 2018», dijo a Télam Karen, militante de la Campaña contra la Violencia hacia las mujeres, que llegó a las 7 para reunirse con sus compañeras que pasaron la noche frente al Congreso.

Sin embargo, aseguró que «las organizaciones feministas vamos a tener que seguir con la lucha porque con la objeción de conciencia -incluida en el proyecto y que permite a clínicas privadas no realizar abortos- vamos a tener que armar redes para acompañar a las chicas para que puedan el acceso garantizado».

«El aborto legal es vida, no se pueden negar todos los riesgos a los que nos sometemos en un aborto ilegal, hay que correr la moralidad del debate», añadió.

Pedro, un médico psiquiatra de Perú, es una de las treinta personas que pasó la noche del lado celeste. «Las personas que abortan después quedan con alienación y depresión y angustia, que no hay antidepresivo que las pueda salvaguardar de lo que hicieron, la conciencia les va a dictaminar que han matado a un ser humano», le dijo a Télam.

«No queremos un ministerio de la muerte», «Matar un niño por nacer no es un derecho», decían algunas de las banderas colgadas de las vallas de su lado, donde, además de la pantalla oficial, también se montó una segunda un poco más pequeña.

«Si el Congreso no está a favor de la vida, qué nos espera al futuro. Este es un país muy rico, pero más rico sería si tiene a Dios en su corazón», insistió Pedro.

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